Una vez más, la guerra obliga a civiles palestinos a abandonar sus hogares en la ciudad de Jan Yunis, situada en el suroeste de la Franja de Gaza. Este no es el primer desplazamiento forzoso para muchos de ellos, ya que la ciudad fue parcialmente destruida por un ataque israelí en 2024.
Um Mahmud, una de las desplazadas, ha declarado a Sputnik que esta es la octava vez que se ve obligada a mudarse, perdiendo todas sus pertenencias en el proceso. Su preocupación principal es por la seguridad de sus familiares, cuyo paradero desconoce.
La situación es desesperada, con personas enfermas y de edad avanzada que no pueden responder a las órdenes del ejército israelí de irse. Najli Qadi, otra refugiada, comparte que solo le queda un pedazo de cartón como cama para su familia, incluyendo a su hija con una pierna herida recientemente dada de alta en el hospital.
El cementerio de la ciudad se ha convertido en un refugio temporal para algunos desplazados, ya que al menos ofrece un lugar tranquilo donde sentarse. Sin embargo, la incertidumbre sobre el futuro y la falta de un lugar seguro en la Franja de Gaza continúa afectando a la población local.
Walid Sala, un tercer interlocutor, expresa su agradecimiento por estar vivo, afirmando que su supervivencia se debe a la suerte y a la protección divina. La falta de opciones y la sensación de estar atrapados en un conflicto sin fin caracterizan la difícil situación de los desplazados en Jan Yunis.