
La tala y minería ilegal, otro negocio del crimen organizado que destruye el medio ambiente.
En México, los bosques del sur y las montañas de Michoacán son el escenario de una devastación silenciosa. No se trata de leñadores, sino de sicarios que talan árboles y extraen minerales de forma ilegal, con el fin de enriquecer al crimen organizado y aumentar su poder.
Esta problemática no es nueva, en 2020, la Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales FRA informó que México perdió más de 127 mil hectáreas de bosque, una cifra alarmante si se compara con las 91,600 hectáreas perdidas entre 2010 y 2015. Además, la minería ilegal ha florecido en zonas ricas en oro, plata y litio, convirtiéndose en otra veta de poder para los cárteles de drogas.
El impacto ambiental de estas actividades es enorme, provocan la deforestación, la contaminación de ríos y fuentes de agua, la erosión del suelo y la alteración de ecosistemas completos. Algunas consecuencias son irreversibles y pueden destruir comunidades enteras.
Uno de los casos más graves es el del Cártel Jalisco Nueva Generación CJNG, identificado como el principal actor en la minería ilegal en México, Ecuador y Venezuela, según un informe del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos IISS. El CJNG controla minas clandestinas y extorsiona a empresas legales, además de infiltrarse en la cadena de suministro legal para blanquear dinero a través de exportaciones de metales.
La tala ilegal también es una actividad común en el crimen organizado, consiste en la extracción, transporte, procesamiento, compra o venta de madera ilegal en violación de las leyes y regulaciones nacionales e internacionales. Esta práctica es una de las principales causas de deforestación global y del cambio climático, además de afectar la biodiversidad y las comunidades locales.
La UNODC ha señalado que la tala ilegal está interconectada con otros tipos de actividades ilícitas, como el tráfico de drogas y de especies silvestres, el trabajo infantil y la explotación minera ilegal. Los actores de la tala ilegal se infiltran en los procesos legales y en las cadenas de suministro, lo que dificulta su identificación y permite el blanqueo de la madera talada ilegalmente en la economía mundial.
En la Ciudad de México, el principal actor de la tala ilegal ha sido identificado como el Cártel de Tláhuac, el cual opera en las alcaldías Milpa Alta, Xochimilco, Tláhuac y Tlalpan. Estas zonas son de suma importancia para la recarga de agua del Valle de México y albergan especies importantes de flora y fauna endémica.
La tala y minería ilegal no solo enriquecen al crimen organizado, sino que también destruyen el medio ambiente y afectan a las comunidades locales. Es necesario que las autoridades mexicanas tomen medidas urgentes para combatir estas actividades ilícitas y proteger el medio ambiente.,