
En Sinaloa, México, muchas mujeres soñaban desde pequeñas con alcanzar la edad en que pudieran someterse a cirugías plásticas que les permitieran esculpir sus cuerpos de acuerdo a un ideal específico: cinturas pequeñas, senos grandes y caderas con glúteos prominentes, similar a la estética tradicionalmente asociada con el término buchonas. Durante décadas, el narcotráfico ha trascendido el ámbito de las noticias de crimen y violencia para insertarse en series, películas y música, lo que ha llevado a la aparición de una estética narco distintiva y ostentosa.
La narco-estética, también conocida como estética del narco, se ha convertido en un icono cultural global, con joyas de oro, autos de alta gama y armas de fuego como símbolos de estatus. Este estilo visual no solo comunica poder, sino que también ha captado la atención de los jóvenes de todo el mundo. Los elementos más populares de esta estética se centran en la moda y el cuerpo, donde el exceso es la norma: ropa ajustada, cadenas gruesas, relojes de lujo y en el caso de las mujeres, cuerpos modificados quirúrgicamente. La arquitectura y la decoración también son aspectos importantes de la narco-estética, como lo demuestran las tumbas de narcotraficantes, construidas para destacar sobre las demás y a menudo con la apariencia de pequeños palacios.
En Sinaloa, el término buchón se ha vuelto parte de la cultura narco como sinónimo de aquellos que se distinguen por su vestimenta extravagante, sus conductas prepotentes y su creencia en el éxito a través de la violencia. El surgimiento de este término está directamente relacionado con la narco-estética y ha influido en las transformaciones culturales de consumo, gusto y estilo de vida en la región.
En el narcotráfico, la ropa no solo cubre el cuerpo, sino que también comunica riqueza, violencia, estatus, desafío e impunidad. Se prefieren ropas de marcas de lujo como Gucci, Versace, Luis Vuitton o Balenciaga, y el uso de estas marcas por parte de narcotraficantes ha impulsado que aquellos que los ven como figuras de admiración busquen productos similares o incluso los mismos.
La estética buchona en las mujeres es una de las expresiones más visibles, codificadas y polémicas dentro de la narcocultura. Se trata de una construcción visual y corporal hiperfeminizada, lujosa y provocadora, presente principalmente en las parejas de narcotraficantes. Algunos consideran esta estética como una extensión del patriarcado, donde la mujer se ve como decoración, premiada por su lealtad y apariencia. Por otra parte, el término buchona se usa a menudo de forma peyorativa, con connotaciones clasistas y misóginas.
En resumen, durante las últimas décadas, el narcotráfico ha trascendido más allá de las noticias de crimen y violencia, impulsando una nueva estética que se ha vuelto icónica en la cultura global. Desde ropa de marca y joyas de oro hasta tumbas ostentosas y cuerpos modificados quirúrgicamente, la narco-estética sigue evolucionando y atrayendo a una generación joven que busca imitar a estas figuras de poder y estatus.,