El futbolista irlandés Aaron Connolly, exjugador del Sunderland, ha confesado su lucha contra el alcoholismo durante varios años. Después de darse cuenta de que la adicción lo estaba consumiendo, decidió someterse a un mes de rehabilitación durante el verano. Connolly, de 24 años, habló abiertamente sobre su problema en una entrevista en el sitio web del Sunderland, coincidiendo con el Día Mundial de la Salud Mental.
El delantero atribuyó el inicio de su espiral descendente a su temprano éxito en la Premier League cuando aún era un adolescente. A pesar de tener una carrera prometedora por delante, no pudo controlar su adicción al alcohol. Su vida se convirtió en una montaña rusa de altibajos, con momentos de éxito en el campo seguidos de caídas en su vida personal.
Connolly señaló que su vida se descontroló después de marcar dos goles en un partido contra el Tottenham Hotspur en 2016, cuando tenía 19 años y jugaba en el Brighton Hove Albion. Su teléfono no paraba de sonar y su vida cambió drásticamente en un instante. Sin embargo, en lugar de aprovechar su éxito, comenzó a beber en exceso y a descuidar su carrera futbolística.
El irlandés admitió que su adicción al alcohol lo llevó a tomar malas decisiones y a aislarse de sus seres queridos. Su vida se convirtió en una pesadilla y perdió la noción de quién era y por qué jugaba al fútbol. A pesar de anotar ocho goles para Hull City la temporada pasada, su vida seguía desmoronándose fuera del campo.
Finalmente, Connolly decidió que era hora de tomar medidas drásticas y se internó en una clínica de rehabilitación. Fue una decisión difícil, pero necesaria para recuperar su vida. Aunque calificó la experiencia como el peor mes de su vida, también fue el más gratificante, ya que le permitió recuperar el control de su adicción.
Después de su rehabilitación, Connolly fichó por el Sunderland en septiembre, aunque aún no ha aparecido en ningún partido. Su enfoque ahora está en mantenerse sobrio y recuperar su carrera futbolística. Su historia es una muestra de coraje y determinación, y una prueba de que la adicción no tiene por qué definir a una persona.,