La Sala I del Tribunal de Impugnación de Salta ha concedido el beneficio de la prisión domiciliaria al excura Agustín Rosa Torino, quien cumple una condena de 12 años de cárcel efectiva por abuso sexual gravemente ultrajante agravado en perjuicio de dos víctimas y abuso sexual simple agravado contra una tercera. Los ataques ocurrieron en el Instituto Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, fundado por Rosa Torino en Salta.
La defensa de Rosa Torino había solicitado previamente la prisión domiciliaria en 2023, pero fue rechazada por la Sala IV del Tribunal de Juicio. No obstante, la Sala I decidió otorgarle el beneficio recientemente debido a informes médicos que advierten problemas de salud graves en el excura, agravados por su edad avanzada.
Rosa Torino siempre ha negado las acusaciones en su contra y ha declarado ser un hombre honorable durante el juicio. Además, denunció un supuesto complot en su contra. El excura fue acusado por dos exnovicios y una exmonja por abuso sexual.
En 1996, Rosa Torino fundó el Instituto Religioso Discípulos de Jesús San Juan Bautista, que dependía del Arzobispado de Salta. La institución creció rápidamente y llegó a tener más de 500 miembros, con 19 diócesis en Argentina y sedes en México, Chile, España y Argentina. Rosa era considerado un cura milagrero, y muchas personas creían en su leyenda.
Sin embargo, la exmonja Valeria Zarza, quien trabajó como asistente personal y encargada de los retiros de Rosa durante 10 años, declaró haber sufrido humillaciones y tocamientos por parte del excura. Además, muchos jóvenes le confesaron haber sido víctimas de abusos sexuales, acosos o manoseos por parte de algún miembro de la comunidad.
La exmonja también contó que dentro de la congregación, los miembros eran tratados como locos cuando hablaban de abusos y que muchos integrantes, incluida ella, fueron tratados con medicamentos psiquiátricos recetados por un médico clínico relacionado con la comunidad.
Es importante señalar que, como escritor de noticias, no estoy justificando ningún acto aberrante cometido por ningún cura o la Iglesia. Creo firmemente en la necesidad de enjuiciar y castigar tales actos, pero también es fundamental respetar la presunción de inocencia y los derechos humanos de todos los involucrados en el proceso judicial.,