La revista estadounidense The New Yorker ha informado sobre la existencia de al menos 800 denuncias de posibles crímenes de guerra cometidos por miembros del ejército de los Estados Unidos desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, la mayoría de estas denuncias fueron desestimadas y solo una pequeña parte llegó a ser tratada por el sistema judicial, el cual, según la revista, tiende a no creer en las víctimas.
La base de datos de estos casos se inició como resultado de un reportaje sobre los asesinatos de civiles ocurridos en Haditha, Irak, en noviembre de 2005. En este incidente, un pelotón de marinos de los Estados Unidos liderados por el sargento Frank Wuterich, mataron a hombres, mujeres y niños. Tres de los casos relacionados con estos hechos fueron desestimados y el sargento solo se declaró culpable de negligencia.
La revista señala que, a pesar de haber realizado solicitudes bajo la Ley de Libertad de Información, algunos departamentos militares se negaron a revelar registros de denuncias o dificultaron el acceso a los mismos, alegando derechos de privacidad. Además, muchos de los expedientes fueron tratados de manera no judicial y clasificados como asuntos de personal, lo que significa que estaban fuera del alcance de esta ley de información.
Según The New Yorker, muchos de los casos que fueron desestimados o terminaron en absolución de los militares involucrados, estaban exentos de la Ley de Libertad de Información estadounidense y los expedientes a menudo eran destruidos. De las casi 800 denuncias, al menos el 65% fueron desestimadas por investigadores, afirma.
El investigador de la Universidad de Chicago, John Roman, quien analizó los datos para la revista, señaló que ha llegado al punto en que hay que preguntarse un poco si la justicia es una prioridad aquí o si hay algo más que la justicia. Roman considera que las tasas de condenas por este tipo de crímenes de guerra contra civiles están muy por debajo de lo que se vería en el sistema civil.
En resumen, la revista The New Yorker ha sacado a la luz una base de datos con al menos 800 denuncias de posibles crímenes de guerra cometidos por miembros del ejército de los Estados Unidos desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, la mayoría de estas denuncias fueron desestimadas y solo una pequeña parte llegó a ser tratada por el sistema judicial, el cual, según la revista, tiende a no creer en las víctimas.