Como consecuencia del nivel de devastación, un gran porcentaje de la urbe y del asentamiento de personas desplazadas se enfrenta a una situación de escasez de agua. Se estima que alrededor del 80% de la ciudad y del campo de refugiados se quedan sin acceso a este recurso vital.
Ante esta crítica situación, las autoridades locales y las organizaciones humanitarias han intensificado sus esfuerzos para distribuir agua potable a la población afectada. Sin embargo, la magnitud de la destrucción ha dificultado en gran medida la tarea de restaurar el suministro de agua en la zona.
Es importante destacar que el agua es un bien fundamental para la supervivencia y la salud de las personas, especialmente en situaciones de emergencia como esta. Por lo tanto, es necesario que se sigan brindando apoyo y recursos a la zona afectada para garantizar el acceso al agua potable de la población.