Han transcurrido más de un siglo desde que el sarcófago que contiene los restos de la monja fue inspeccionado por última vez. Específicamente, fue en el año 1914 cuando se llevó a cabo la única fotografía conocida del cuerpo de la religiosa.
Es importante mencionar que el sarcófago en cuestión se encuentra en un estado de conservación admirable, lo que ha permitido que los restos de la monja permanezcan intactos durante tantos años. Sin embargo, el misterio que rodea su identidad y el motivo por el cual fue enterrada con un raro cilindro de metal en el pecho siguen sin resolverse.
Desde entonces, el sarcófago ha sido objeto de numerosas teorías y especulaciones, pero ninguna ha sido capaz de arrojar luz sobre este enigmático hallazgo. La fotografía tomada en 1914 sigue siendo la única evidencia física que tenemos de la monja y su misteriosa sepultura.
En definitiva, el sarcófago de la monja continúa siendo una de las reliquias más intrigantes y desconcertantes de la historia, y es probable que siga despertando la curiosidad y la imaginación de las generaciones venideras.