El narcotraficante mexicano Ismael El Mayo Zambada ha sido notificado por la jueza Kathleen Cardone sobre la intención del Departamento de Justicia de Estados Unidos de trasladarlo a Brooklyn, Nueva York, para ser enjuiciado por cargos de narcotráfico en la Corte de Distrito Este. La defensa de Zambada tendrá la oportunidad de oponerse a este traslado y debe presentar una respuesta antes del 26 de agosto de 2024.
Zambada, quien se encuentra actualmente en una prisión en El Paso, Texas, ha sido acusado previamente en cortes de California, Texas y Nueva York por delitos relacionados con el narcotráfico y el crimen organizado. La jueza Cardone ha calificado el caso de Zambada como complejo e inusual y ha programado una nueva audiencia para el 9 de septiembre.
La noticia original informaba erróneamente que la jueza Cardone ya había aprobado el traslado de Zambada a Nueva York, pero más tarde se aclaró que habría una audiencia previa. Durante la audiencia del 1 de agosto, Zambada compareció en silla de ruedas y estuvo acompañado por sus abogados Frank Pérez y Ray Velarde. La jueza Cardone cuestionó a Pérez sobre un posible conflicto de intereses, ya que también representa al hijo de Zambada, Vicente Zambada Niebla, en un proceso en Chicago. Sin embargo, Zambada declinó la oportunidad de cambiar de abogado.
Existe escepticismo sobre la versión de Zambada de que fue secuestrado y entregado a las autoridades estadounidenses por Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán. El ex agente de la DEA Mike Vigil ve inconsistencias en esta historia y cree que es más probable que Guzmán López haya entregado a Zambada a cambio de beneficios para él y su hermano Ovidio, quien fue extraditado en 2023.
La detención de Zambada ha generado tensiones entre México y Estados Unidos y ha llevado a acusaciones de que el gobierno mexicano ha adoptado una actitud de brazos caídos en la lucha contra el narcotráfico. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha criticado la estrategia antidrogas de la DEA y ha defendido su enfoque de abordar la criminalidad desde la raíz, bajo el eslogan abrazos, no balazos. A pesar de estas diferencias, López Obrador ha reconocido que el caso Zambada puede ayudar a esclarecer las conexiones entre la política y el narcotráfico en México.