El personal sanitario en el Líbano está recibiendo entrenamiento intensivo para tratar un gran número de heridos con todo tipo de lesiones, informa Firas Abyad, el ministro de Salud del país. Esto se debe al gran número de desplazados internos en la región sur, que ha superado los 100.000, y a la preocupación por el uso de armas prohibidas por Israel en los enfrentamientos.
El ministro Abyad ha destacado la necesidad de estar preparados para atender a posibles víctimas de ataques con armas como las bombas de fósforo, utilizadas por Israel y prohibidas por las convenciones internacionales. Esta situación ha requerido la apertura de unidades especiales de quemados en hospitales como el gubernamental de Nabatieh.
Hasta ahora, 22 trabajadores sanitarios han resultado heridos en ataques, y existe el temor de que el ejército israelí pueda atacar el sector sanitario en caso de un conflicto bélico a gran escala. El ministro ha insistido en varias ocasiones, a nivel diplomático, en el respeto de los convenios y tratados de Ginebra para proteger la infraestructura sanitaria y ha pedido a las instituciones internacionales que cumplan con sus responsabilidades directas.
Firas Abyad ha resumido la situación afirmando que se necesitan más hechos y menos palabras. La tensión en la frontera entre Líbano e Israel ha aumentado en los últimos meses, con el temor de una guerra regional y el riesgo de que la situación se agrave aún más.