El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha pedido a Venezuela que presente las actas que acrediten la victoria de Nicolás Maduro en las elecciones del domingo. La solicitud de Lula ha sido interpretada como un desafío diplomático por algunos y como un llamado a la transparencia por otros.
Lula, quien tiene una relación cercana con el chavismo y mantiene un diálogo directo con Maduro, es considerado clave en la crisis política de Venezuela. De hecho, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lo llamó el martes para discutir sobre el tema.
Sin embargo, Lula debe mantener un delicado equilibrio entre exigir transparencia electoral y mantener una comunicación abierta con Maduro. El mandatario brasileño ha descrito la situación en Venezuela como normal, pero ha pedido al Consejo Nacional Electoral CNE que muestre las actas electorales para que Brasil pueda reconocer los resultados.
El CNE declaró a Maduro como ganador con un 51,2% de los votos frente a un 44,2% de su principal opositor, Edmundo González Urrutia. Sin embargo, la oposición ha denunciado fraude y afirma tener más del 70% de las actas de votación que muestran un triunfo aplastante de su candidato.
La relación de Lula con Hugo Chávez comenzó antes de que ambos llegaran a la presidencia, y Brasil mantiene el diálogo con Maduro y González Urrutia, así como con Estados Unidos y los principales líderes de la región.
El rol de Lula como mediador es visto como un intento de la comunidad internacional por tender puentes de diálogo entre el gobierno y la oposición en Venezuela. La influencia de Lula se ve reflejada en el hecho de que Brasil ha asumido la custodia de las embajadas de Perú y Argentina en Caracas, donde seis opositores venezolanos que pidieron asilo permanecen bajo protección.
La simpatía política de Lula con el chavismo, su historial democrático y su posible capacidad de influencia son factores clave en su papel como mediador en la crisis venezolana. Sin embargo, su posición también ha generado críticas internas en Brasil, donde algunos lo acusan de no posicionarse en contra del fraude electoral en Venezuela.
Afinidad ideológica
Lula siempre ha sido un gran amigo y aliado de Hugo Chávez y del chavismo, del que Maduro es heredero. La cercanía entre el líder del Partido de los Trabajadores PT y el fundador del Partido Socialista Unido de Venezuela PSUV comenzó mucho antes de que Chávez llegara al Palacio de Miraflores en 1999.
La fortaleza de Brasil en su papel de mediador es que Lula mantiene canales de comunicación abiertos con Maduro, lo que le permite exigir a Maduro y al CNE la publicación de las actas en su conversación con Biden, mientras su partido, el PT, mantiene su apoyo a Maduro.
Sin embargo, la identidad política de izquierda de Lula, que lo hace un actor confiable para Maduro, también puede limitar su capacidad negociadora, ya que necesita representar los reclamos de la oposición.
Respeto a las reglas democráticas
Lula es un político que sabe de derrotas y respeta las reglas de la democracia, lo que lo convierte en un actor confiable entre los distintos países del continente, especialmente con Estados Unidos, y sobre todo entre los principales líderes de la oposición a Maduro.
Sin embargo, algunos analistas cuestionan si Lula va a defender las normas democráticas en el caso de regímenes autocráticos de izquierda. Aunque el gobierno de Brasil está integrado por una diversidad de sectores, hay sectores significativos y políticamente importantes que no consideran que las autocracias de izquierda deban ser condenadas.
Esto divide la base política del presidente y lo expone a las críticas de la extrema izquierda de su base, lo que hace que su tarea no sea sencilla. Además, Lula también recibe críticas de aquellos que le exigen más contundencia con Maduro.
Capacidad de influencia
La capacidad de influencia de Lula sobre Maduro es incierta, y su gobierno ha debilitado su posición al cancelar casi a última hora el envío de observadores a las elecciones del domingo después de que Maduro cuestionara la fiabilidad del sistema de votación brasileño.
La prioridad de Lula es mantener cierta estabilidad en el vínculo con Maduro, pero sin perder la firmeza en sus reclamos democráticos. Sin embargo, esto puede llevar a que adopte una posición excesivamente cautelosa o irrealista sobre cómo resolver la crisis.
Lula está trabajando de manera coordinada con sus homólogos de Colombia, Gustavo Petro, y de México, Andrés Manuel López Obrador, quienes también son de izquierda y cercanos a Maduro. Su posición es vista como clave en el ajedrez internacional de la nueva crisis venezolana.