Un experto en defensa ha declarado recientemente que las fuerzas armadas de Estados Unidos han tenido éxito en una prueba de una bomba de bajo costo, diseñada para hundir barcos del tamaño de un portaviones. La prueba, llamada Quicksink, involucró el lanzamiento de una bomba guiada por un bombardero furtivo B-2 Spirit sobre el USS Tarawa, un buque de asalto de 39.000 toneladas.
Lo más destacado de este ejercicio no es solo el éxito de la prueba en sí, sino también las implicaciones que esto podría tener en términos de defensa y geopolítica. Según el experto, este ejercicio pone de manifiesto una vulnerabilidad en la Armada británica, que ha basado su fuerza en sus portaviones.
El especialista advierte que esta demostración de fuerza podría desencadenar una nueva carrera armamentística en miniatura, ya que China está buscando desarrollar una arma similar. Si tienen éxito, esto podría ser una amenaza mayor para Gran Bretaña que para Estados Unidos, dada nuestra dependencia estratégica de los portaviones.
El experto también ha cuestionado la viabilidad de los portaviones en la guerra moderna, argumentando que la tecnología está evolucionando a un ritmo más rápido de lo que nadie puede predecir. La clave, según él, está en la velocidad de adaptación.
En resumen, la prueba exitosa de la bomba Quicksink no solo demuestra la capacidad de las fuerzas armadas de Estados Unidos, sino que también plantea preguntas importantes sobre el futuro de la defensa y la geopolítica. La vulnerabilidad de los portaviones y la posibilidad de una nueva carrera armamentística son temas que definitivamente vale la pena seguir de cerca.