Increíble, pero cierto Tras casi seis meses de ardua lucha y convencida de la culpabilidad de su vecino, Silvana Capello, la valiente madre de Agustina Fernández, por fin ve cómo su verdad sale a la luz en el juicio contra Pablo Parra, el único acusado del femicidio de su hija. Un escalofriante crimen que conmocionó a toda Cipolletti, en Río Negro
Agustina, una joven estudiante de medicina de tan solo 19 años, fue asesinada a golpes el 2 de julio de 2022, en el departamento que alquilaba en el complejo donde vivía Parra. Un individuo que, por increíble que parezca, casi doblaba en edad a la víctima y que, según la madre, siempre estuvo involucrado en el trágico suceso.
Parra, un empleado petrolero de 37 años, fue arrestado el 23 de diciembre de ese mismo año, luego de que los investigadores encontraran una prueba clave: restos de ADN suyos en una tela azul colgada de un rollo de alambre de púas en el patio trasero de su departamento. Una evidencia irrefutable que vinculaba al sospechoso con el crimen
Silvana Capello, siempre convencida de la culpabilidad de Parra, recuerda con angustia el llamado que recibió el día del asesinato: Él estaba muy tranquilo cuando me llamó. Hizo toda una presentación muy extraña, todo cuando mi hija estaba convulsionando. De entrada me pareció rara esa frialdad, no parecía conmovido ante semejante situación que, encima, había ocurrido en su casa.
A pesar de la evidencia y la sospecha de los investigadores, los detectives siguieron otra hipótesis, confiando en las cámaras de seguridad y la falta de antecedentes penales de Parra. Sin embargo, la escena del crimen, alterada y con la aparición de perfiles genéticos cruzados, generó dudas y aumentó la presión de la comunidad para que el caso fuese investigado como un femicidio.
Hoy, tras meses de incertidumbre y lucha, Silvana Capello, una madre valiente y decidida, ve cómo su verdad se impone en el juicio contra el asesino de su hija. Un juicio que, sin duda, dejará al descubierto la verdad y dará la justicia que Agustina y su familia merecen. Un merecido y duro golpe a la impunidad y al flagelo de la violencia de género