
Aproximadamente a las 23:47 horas del pasado domingo 29 de julio, una llamada al número de emergencia 911 interrumpió el silencio nocturno en Culiacán, Sinaloa. Este hecho no llamó la atención, ya que en los últimos once meses, desde el inicio del conflicto entre Los Chapitos y La Mayiza, se han vuelto comunes las llamadas de emergencia en esta región. Sin embargo, el horripilante descubrimiento que se hizo aquella noche fue algo que nadie podría haber anticipado.
Un ciudadano informó sobre una camioneta abandonada en el medio de una calle, con una bolsa de plástico en el interior. Al mirar hacia arriba, los agentes federales quedaron conmocionados al ver cuatro cuerpos decapitados colgando de un puente vehicular. Los cuerpos se reflejaban en las sombras de un altar a San Judas Tadeo, ubicado debajo del puente, junto con flores y veladoras encendidas.
La situación no paró allí. Al inspeccionar la camioneta abandonada, al menos 15 cuerpos de hombres maniatados, con heridas de bala y amontonados, fueron descubiertos dentro del vehículo. Cinco cabezas humanas fueron encontradas en la bolsa de plástico, pero todavía se desconoce si pertenecen a los cuerpos que colgaban del puente.
Este episodio no sólo es uno de los más brutales en la historia del conflicto en Sinaloa, sino también una clara muestra de las dinámicas que los grupos delictivos utilizan para enviar mensajes y acentuar sus disputas. Además, las autoridades siguen investigando la identidad de las víctimas y de los autores materiales e intelectuales detrás de los hechos.
Desafortunadamente, este no es el primer caso de violencia extrema pública en México. Algunos ejemplos incluyen el hallazgo de 19 cuerpos en Uruapan en 2019, donde nueve de ellos fueron colgados de un puente y siete más desmembrados; así como las atrocidades cometidas por Los Zetas en Veracruz en 2011, donde torturaban y asesinaban indiscriminadamente a sus víctimas.
La disputa entre grupos delictivos en México ha dejado una secuela de violencia que ha marcado a la sociedad civil. Es fundamental que las autoridades federales y estatales trabajen juntas para llevar a los responsables ante la justicia y prevenir futuros episodios de violencia extrema.,