
Rafael Caro Quintero ha asistido a su tercera audiencia el 25 de junio frente al juez Frederick Block en Brooklyn, Nueva York. El narcotraficante mexicano de 72 años, con el cabello completamente cano y vistiendo un overol color beige de reo, se mostró confundido durante todo el proceso y requirió la asistencia de un marshal para ubicarse adecuadamente en la mesa de los acusados, donde estuvo acompañado por su abogada, Elizabeth Macedonio, y su sobrino, Ismael Quintero Arellanes.
Caro Quintero se ha mantenido en silencio durante la audiencia, declinando el uso de audífonos para la traducción simultánea del procedimiento, que no duró más de 15 minutos. La traductora le susurraba al oído cada palabra que decían la fiscalía, su defensa y el juez.
Con una expresión de preocupación y nerviosismo, Rafael Caro Quintero observó detenidamente a todos los presentes en la sala de audiencias, incluyendo a la prensa, agentes de la brigada antidrogas, sus abogados, su sobrino y hasta una persona no identificada en el público a quien saludó brevemente.
La fiscal Saritha Komatireddy, a cargo del caso por crimen organizado, tráfico de marihuana, heroína, cocaína y metanfetamina, y uso de armas de fuego, presentó una variedad de evidencias contra Caro Quintero. Entre los elementos presentados se encuentran grabaciones en las que se escucha al acusado torturar al agente especial de la Administración para el Control de Drogas DEA, por sus siglas en inglés Enrique Camarena en 1985 en México. Además, se presentaron al menos 30 interceptaciones de comunicaciones, documentos sobre aseguramientos de drogas, reportes de autopsias y fotografías de crímenes relacionados con el acusado.
Ante la posibilidad de que el gobierno estadounidense solicite la pena de muerte, Elizabeth Macedonio, la abogada de oficio de Caro Quintero, ha preparado un paquete de litigio complejo con el objetivo de evitar la pena capital. Macedonio ha entregado discos duros con evidencia al gobierno y ha solicitado al juez que garantice los derechos del acusado, incluyendo visitas de su familia en el Centro Metropolitano de Detención de Brooklyn, donde espera su juicio en prisión preventiva.
La incertidumbre sobre la posible imposición de la pena de muerte sigue latente y la fiscalía ha indicado que la discusión sobre este tema continúa dentro del Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Rafael Caro Quintero abandonó la sala de audiencias con las mismas expresión de confusión y nerviosismo con la que ingresó, aún sin conocer su destino final.,