Una mujer desolada se lamenta junto a los féretros de su esposo y su hijo de 14 años, víctimas de la violencia desatada por el grupo criminal Los Ardillos en Guerrero. La tragedia no termina allí, ya que busca desesperadamente a otro de sus hijos, de la misma edad, que también fue secuestrado por el mismo grupo delictivo.
El pasado 22 de octubre, 11 comerciantes de la comunidad de Chautipan desaparecieron en su viaje a la comunidad de Epazote, municipio de Chilapa, para vender trastes. Cinco de ellos siguen desaparecidos hasta la fecha. Los cuerpos de las otras seis víctimas fueron encontrados en una camioneta abandonada en Chilpancingo, el 6 de noviembre.
El funeral de estas 11 personas se convirtió en el primer sepelio colectivo en la historia de Chautipan. Los féretros se colocaron en mesas de madera en el patio de una humilde vivienda, rodeados de familiares y amigos inconsolables. Una joven morena, hermana de una de las víctimas, se aferraba al ataúd de su hermano de 14 años, mientras lanzaba gritos desgarradores de dolor.
La madre de uno de los fallecidos, que pidió mantener su identidad en reserva, relató que la funeraria que prestó el servicio recibió amenazas del crimen organizado, pero aun así, los trabajadores ayudaron a las familias en su dolor.
La violencia en Guerrero no cesa, y las familias de las víctimas piden justicia y el fin de la ola de inseguridad que azota la región. El ayuntamiento de Chilpancingo se ha comprometido a cubrir los gastos funerarios y de traslado de los comerciantes de Chautipan.
Esperamos que las autoridades hagan todo lo posible para encontrar a los cinco desaparecidos y llevar a los responsables de esta tragedia ante la justicia. Nuestras condolencias a las familias de las víctimas en este difícil momento.,