Marina Silva, una agente de la Policía de San Luis, fue arrestada después de quitarle la vida a sus dos hijos de dos y siete años con disparos. La tragedia ocurrió en medio de una fuerte investigación sobre el posible móvil económico detrás de los asesinatos, ya que Silva tenía una deuda total de $6,7 millones con diferentes bancos y entidades financieras.
Según datos oficiales de la Central de Deudores del Banco Central de la República Argentina, Silva adeudaba $3.269.000 al Banco Nación y $2.269.000 a Montemar. Además, tenía otros créditos menores por un total de $1.616.000 con Credlap, Mercado Pago, Argencred y Bersatex. Todas las deudas estaban pendientes a julio y agosto de 2024.
El padre de Silva, ahora imputado por filicidio, habló con los medios locales sobre la difícil situación económica que enfrentaba su hija. Marina había pedido prestado dinero a su padre y a sus hermanos, y también había utilizado tarjetas de crédito. Además, el padre de uno de sus nietos había sufrido un grave accidente laboral, lo que retrasó el pago de la cuota alimentaria y agravó aún más los problemas económicos de Silva.
Después de cometer el doble crimen, Silva fue detenida cuando intentaba quitarse la vida a orillas del dique Cruz de Piedra. Durante la audiencia de formulación de cargos, se leyó una nota que Marina escribió en el cuaderno escolar de una de las víctimas. En la nota, Silva admitió que había acumulado deudas y no sabía cómo manejarlas. Quería darle a sus hijos todo lo que necesitaban y no quería que se convirtieran en una carga para nadie.
La investigación reveló que Silva le puso almohadas sobre las cabezas de sus hijos mientras dormían y les disparó. La Justicia imputó a Silva por homicidio doblemente calificado por el vínculo y por alevosía agravado por el uso de arma de fuego, y ordenó su prisión preventiva. La tragedia ha conmocionado al barrio Los Fresnos de Juana Koslay, donde ocurrieron los asesinatos.,