El presidente de Bolivia, Luis Arce, declaró el pasado 8 de septiembre que el país se encuentra en una situación complicada en términos de producción de energéticos, específicamente gas, el principal producto de exportación. Arce atribuyó esta caída en la producción al agotamiento de los pozos de extracción, los cuales no han sido reemplazados con la exploración y descubrimiento de nuevos campos petroleros y gasíferos.
La producción de gas en Bolivia ha disminuido significativamente en los últimos años, pasando de 21.766 millones de metros cúbicos en 2014 a 13.122 millones de metros cúbicos en 2023. Esta disminución en la producción ha llevado a una reducción en las exportaciones de gas, pasando de 17 millones de metros cúbicos en 2014 a solo 8.062 millones de metros cúbicos en 2023.
Además de la caída en la producción y exportación de gas, Bolivia también ha experimentado un aumento en las importaciones de carburantes, lo que ha resultado en una gran demanda de dólares. El presidente Arce lamentó que la importación de gasolina está consumiendo todas las divisas de las exportaciones.
En cuanto a la producción de petróleo y condensado, esta también ha disminuido significativamente en los últimos años, pasando de 18 millones de barriles al año en 2014 a solo 8,6 millones de barriles en 2023. Como resultado, Bolivia solo produjo el 44% de gasolina en 2023 y tuvo que importar el 56%, mientras que en el caso del diésel, produjo solo el 14% y tuvo que importar el 86%.
En resumen, la situación de la producción de energéticos en Bolivia es preocupante, especialmente en términos de gas y petróleo. El agotamiento de los pozos de extracción y la falta de exploración y descubrimiento de nuevos campos están llevando a una disminución en la producción y exportación de estos recursos, lo que a su vez está llevando a un aumento en las importaciones y una gran demanda de dólares.