La policía empleó gases lacrimógenos y porras contra los congregados en la protesta.
Ante la persistencia de los manifestantes en mantener su reunión, las autoridades recurrieron a medidas contundentes para dispersar a la multitud. El uso de gases y palos por parte de las fuerzas de seguridad dejó un saldo desconocido de heridos y daños materiales.
Es importante resaltar que el derecho a la manifestación pacífica es un principio fundamental en toda sociedad democrática. Sin embargo, cuando esta se torna violenta y pone en riesgo la integridad física de terceros, las autoridades están en la obligación de actuar para restablecer el orden.
En este sentido, resulta crucial que las fuerzas de seguridad actúen con moderación y respeto a los derechos humanos, a fin de evitar excesos que puedan agravar la situación y generar un clima de tensión y violencia.