Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, ha declarado recientemente que Estados Unidos y Europa necesitan un cambio radical para superar la decadencia política y social que actualmente experimentan. Según López Obrador, ambas regiones requieren una transformación profunda para poder hacer frente a sus problemas.
El mandatario mexicano ha sido crítico con Washington y la Unión Europea en el pasado, acusándolos de interferir en asuntos internos de México y otros países del mundo. En esta ocasión, ha vuelto a dirigir su mirada hacia el oeste para señalar los problemas que, a su juicio, aquejan a esas sociedades.
Las palabras de López Obrador no han sido vistas como desatinadas por Juan Daniel Garay Saldaña, académico especializado en estudios México-Estados Unidos en la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. Según Garay Saldaña, Estados Unidos está experimentando una profunda división social desde hace varios años, lo que ha llevado a una crisis de tolerancia y a la aparición de un clima de odio e intolerancia.
En cuanto a Europa, Carlos Manuel López Alvarado, experto en política europea en la UNAM, ha señalado que la región comenzó a alinearse con el bloque ideológico occidental liderado por Washington después de la Segunda Guerra Mundial. Esto llevó a la implementación de políticas y supuestas transformaciones sociales que desembocaron en reproducciones culturales propias de Occidente, reivindicando el individualismo y el consumismo exacerbados en detrimento del tejido social.
Según López Alvarado, a partir de la década de 1980, los gobiernos europeos fueron conformados a la luz de los ideales políticos, ideológicos y culturales del modelo neoliberal, lo que ha llevado a una crisis del tejido social y a la aparición de expresiones y prácticas políticas conservadoras y únicamente reivindicativas del papel del individualismo en vez de la comunidad.
Mientras tanto, en diversas partes de América Latina se está promoviendo el fortalecimiento de la comunidad y el bienestar social, con expresiones como el buen vivir, el bienestar o el vivir sabroso colombiano. Esto se debe, en parte, a los liderazgos y a la actitud crítica de las sociedades latinoamericanas, que siempre han estado dispuestas a cuestionar y luchar por sus derechos.