Diez individuos, entre los que se encontraba un presunto jefe de la mafia reclamado por los Estados Unidos, perdieron la vida en Sinaloa, en el noroeste de México, en incidentes relacionados con la captura del narcotraficante Ismael Zambada, también conocido como El Mayo. Esto llevó al despliegue de 600 militares en la zona para reforzar la seguridad. Cuatro de los asesinatos tuvieron lugar el viernes 16 de agosto y seis más el sábado 17, según el gobernador del estado de Sinaloa, Rubén Rocha Moya.
Estos crímenes están vinculados a los acontecimientos que siguieron a la captura de dos figuras importantes de las organizaciones criminales el 25 de julio, entre ellas Zambada y Joaquín Guzmán López, hijo del narcotraficante encarcelado Joaquín El Chapo Guzmán. Ambos fueron detenidos después de aterrizar en un avión privado en Nuevo México. Tanto México como Estados Unidos han negado su participación en la operación.
Zambada, histórico jefe y cofundador del cártel de Sinaloa junto con El Chapo, afirmó recientemente en una carta que fue secuestrado y entregado por Guzmán López, quien lo había invitado a una reunión con Rocha. Sin embargo, el gobernador de Sinaloa ha negado esta versión, afirmando que el 25 de julio se encontraba en Los Ángeles.
Entre los asesinados el fin de semana se encontraba, según los medios locales, Martín García Corrales, supuesto colaborador de Zambada, por quien Estados Unidos ofrece una recompensa de cuatro millones de dólares. El gobernador no confirmó si uno de los asesinados era García Corrales, quien fue acusado en 2023 de conspiración para importar fentanilo y posesión de armas y dispositivos destructivos.
Tras la captura de Zambada, el gobierno mexicano desplegó 600 soldados en Culiacán, la capital del estado, para reforzar la seguridad. Esta es la segunda vez que se envían tropas a la región desde su detención, lo que ha provocado temores de una guerra entre la facción liderada por Zambada y la dirigida por los hijos de El Chapo, que cumple cadena perpetua en Estados Unidos.
La situación en Sinaloa se ha mantenido relativamente tranquila desde la captura de Zambada, a pesar de sus acusaciones contra Guzmán López. Sin embargo, expertos en seguridad como Mike Vigil, ex agente de la DEA, consideran que la llamada a la paz de Zambada es una estrategia para mantener la fuerza del cártel de Sinaloa frente a su gran enemigo, el cártel de Jalisco Nueva Generación.