Los Juegos Olímpicos de París 2024 han llegado a su fin, dejando atrás una serie de logros y controversias. Para China, estos juegos representan su mejor participación olímpica fuera de su territorio, superando solo a su desempeño en Pekín 2008. Han transcurrido 40 años desde que China obtuvo su primera medalla de oro en Los Ángeles 1984, y ahora han ganado un total de 40 medallas en una sola edición de los JJ.OO., incluyendo su medalla número 300 en la historia olímpica. Sin duda, China se ha establecido como una potencia deportiva.
Mientras intentaba unirme al boicot internacional contra la participación israelí, me encontré cautivado por el espíritu olímpico y el desempeño de los atletas chinos. Me sumergí en las noticias y emocionado con sus triunfos, así como molesto por los casos de discriminación que enfrentaron. La generación post-95 de chinos, aquellos nacidos después de 1995, ha demostrado ser diferente a las anteriores. Son una generación extremadamente patriota, crítica y que exige mejoras en la sociedad china.
Un ejemplo destacado es el equipo de natación chino, liderado por Pan Zhanle, quien ganó la carrera de 100 metros libre y batió el récord mundial con un tiempo de 46,40 segundos. Sin embargo, las reacciones negativas en Occidente no se hicieron esperar, con acusaciones de dopaje y trampas. Estas acusaciones se basan en un escándalo previo de 23 nadadores chinos que dieron positivo en trimetazidina en enero de 2021, aunque Pan no formaba parte de ese equipo.
Los nadadores chinos, incluyendo a Pan y Zhang Yufei, respondieron a las acusaciones con datos y críticas al doble rasero de los occidentales. Los nadadores chinos son controlados 3,5 veces más que los estadounidenses y casi 4 veces más que el resto de los países occidentales. A pesar de esto, los nadadores chinos, como Qin Haiyang, afirman que los excesivos controles no han afectado su desempeño.
La normalización del acoso a nadadores chinos comenzó a quebrarse gracias a las respuestas de los atletas y el apoyo de los internautas chinos. El equipo masculino chino incluso rompió la hegemonía estadounidense en la carrera de relevos, ganando la medalla de oro el 5 de agosto.
Más allá de las acusaciones y controversias, los nadadores chinos regresaron a casa como héroes nacionales. Han demostrado ser una generación que no se amedrenta fácilmente y que está dispuesta a enfrentar la presión y el acoso. Solo el tiempo dirá si esta actitud persistirá en el futuro, pero sus primeros pasos en la arena internacional son prometedores.