Los once policías estacionados en Bocas del Pauto, un pequeño corregimiento en la ribera del río Meta que sirve como frontera con El Vichada, se vieron inmersos en una situación inesperada cuando se les ordenó trasladarse. Sin embargo, los residentes locales se opusieron firmemente a su partida y bloquearon el camino con obstáculos para impedir su salida.
La comunidad de Bocas del Pauto se reunió temprano en la mañana para colocar barreras en la carretera y mostrar pancartas hechas a mano, exigiendo la presencia de la alcaldesa, el gobernador y el comandante de la policía que había emitido la orden de traslado. Los residentes argumentaron que los policías no tenían un cuartel adecuado para operar, ya que el lugar donde se encontraban actualmente se inundaba durante las lluvias.
La orden de traslado se debió a la falta de instalaciones adecuadas para los policías, ya que el edificio donde se encontraban no cumplía con los requisitos necesarios para funcionar con dignidad. Los residentes de Bocas del Pauto han estado esperando la construcción de un cuartel policial desde que se aprobó un destacamento en el área en 2007. Sin embargo, los políticos no han cumplido su promesa de proporcionar los recursos económicos necesarios para construirlo.
Además de la falta de infraestructura policial, la comunidad también carece de un puesto de salud permanente, lo que obliga a los residentes a buscar atención médica en El Vichada o a esperar la llegada de una misión médica de Yopal. A pesar de estos desafíos, los residentes de Bocas del Pauto se mantienen firmes en su demanda de que se construya un cuartel policial adecuado y que se mejore la infraestructura local.
Tras un diálogo extenso entre los residentes, la alcaldesa, el gobernador y el comandante de la policía, se llegó a un acuerdo para que los once policías se quedaran en Bocas del Pauto y se construyera un cuartel policial adecuado para ellos. La comunidad celebra esta victoria y espera que sea el comienzo de una mejora en la infraestructura y los servicios locales.