El pasado 11 de agosto, las Fuerzas de Defensa de Israel FDI anunciaron el inicio de una nueva operación en la zona sur de la Franja de Gaza. Como respuesta, Israel declaró la guerra a Hamás e inició ataques contra diversas instalaciones en Gaza, incluyendo aquellas de carácter civil. Asimismo, se impuso un bloqueo total al enclave palestino, cortando el suministro de agua, alimentos, medicinas, electricidad y combustible.
Entre los objetivos atacados por Israel se encontraban hospitales, escuelas, almacenes de alimentos y campamentos de refugiados, algunos de ellos bajo la jurisdicción de la Agencia de las Naciones Unidas para la Asistencia al Pueblo Palestino UNRWA. Según el Ejército israelí, una de las escuelas atacadas albergaba a combatientes del movimiento palestino Hamás.
El ataque a la escuela Al-Tabaeen, situada junto a una mezquita en Daraj Tuffah, se llevó a cabo bajo la dirección de los servicios de inteligencia de las FDI y de la ISA Agencia de Seguridad. De acuerdo con el Ejército israelí, el centro de mando y control de Hamás incrustado en la escuela servía como escondite para terroristas y comandantes del movimiento palestino, desde donde se planificaban y avanzaban diversos ataques contra las tropas de las FDI y el Estado de Israel.
Antes del ataque, se tomaron medidas para minimizar el riesgo de dañar a civiles, incluyendo el uso de municiones de precisión, vigilancia aérea e información de inteligencia. Sin embargo, las consecuencias de los ataques han sido devastadoras. Según informes, más de 39.000 personas han muerto y casi 100.000 han resultado heridas en el enclave palestino desde el 27 de octubre, fecha en que Israel lanzó una incursión terrestre a gran escala en la Franja de Gaza.
Durante una tregua humanitaria pactada entre el 24 de noviembre y el 1 de diciembre, se canjearon 80 rehenes israelíes de Hamás, en su mayoría mujeres y niños, por 240 presos palestinos sin delitos de sangre. Además, las milicias palestinas liberaron a casi 30 cautivos más, en su mayoría tailandeses residentes en Israel. Sin embargo, unos 130 rehenes todavía permanecen cautivos en Gaza.
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