Según un medio de comunicación, los futuros de referencia han experimentado un aumento de hasta un 5,8%, alcanzando los 38,79 euros por megavatio-hora, superando el récord anterior establecido a principios de junio. Por otro lado, las regiones fronterizas de Rusia con Ucrania, como Bélgorod, Briansk, Kursk y Vorónezh, han denunciado repetidamente impactos de proyectiles, incursiones de drones y otros ataques desde el otro lado de la frontera, lo que ha obligado a la población a buscar refugio en otras zonas.
El martes 6 de agosto, se informó que guardias fronterizos y militares rusos en la región de Kursk habían frustrado un intento de cruzar la frontera desde Ucrania. Mientras los combates en la frontera con Kiev continúan intensificándose, Bloomberg ha informado de que los comerciantes están alerta por las posibles interrupciones en el punto de tránsito que aún transporta combustible ruso a Europa.
El distrito de Sudzhanski, en Kursk, es el último punto de entrada de gas para el gasoducto ruso que va hacia Europa a través de Ucrania. Los países europeos se han enfrentado a una grave crisis energética provocada en gran medida por las sanciones contra Rusia debido a su operación militar especial en Ucrania. En mayo de 2023, Kiev decidió mantener el tránsito de gas ruso para no perder ingresos y porque los partidarios de Ucrania en Europa siguen dependiendo de los suministros del país euroasiático.
La economía rusa ha sorprendido a muchos observadores que habían predicho su declive como resultado de las sanciones. Desde mayo de 2022, Kiev ha restringido el tránsito de combustible ruso a través de la estación de Sojránovka en el territorio de la república popular de Lugansk, que se incorporó a Rusia tras un referéndum en septiembre de 2022. A finales de octubre, el jefe de la empresa ucraniana Naftogaz, Alexéi Chernishov, declaró que Kiev no tiene intención de prorrogar el acuerdo sobre el tránsito de gas ruso a Europa, que expira a finales de 2024.
El presidente ruso, Vladímir Putin, subrayó que su Estado sigue suministrando combustible a los países europeos y pagando el tránsito de gas a Ucrania porque tienen que cumplir con sus obligaciones hacia sus contrapartes. A pesar de que Kiev calificó a Moscú de agresor, no se negó a recibir el pago por el tránsito.