Noticias relevantes: Durante los últimos meses, se han logrado progresos en las negociaciones entre El Salvador y el FMI, con el fin de establecer un programa de asistencia financiera. Las discusiones se han concentrado en el fortalecimiento de las finanzas públicas, el aumento de las reservas bancarias, y la mejora de la gobernanza y la transparencia. No obstante, el FMI sigue mostrando su preocupación por el uso de bitcoin como moneda de curso legal en el país, lo que ha dificultado el proceso de acuerdo.
El FMI ha señalado la necesidad de continuar el diálogo sobre los riesgos fiscales y de estabilidad financiera relacionados con el proyecto bitcoin, debido a la alta volatilidad de su precio. Por su parte, el gobierno de El Salvador ha manifestado su intención de mantener a bitcoin como moneda de curso legal y seguir adelante con proyectos vinculados a la criptomoneda.
A pesar de las diferencias en cuanto al uso de bitcoin, se han alcanzado acuerdos preliminares entre El Salvador y el FMI, como el objetivo de mejorar el balance primario en torno a un 3,5% del PIB en un período de tres años, con el fin de lograr una trayectoria sostenible de la deuda pública. Además, se ha discutido el desarrollo de un plan para reforzar gradualmente las reservas del sistema financiero y continuar otorgando créditos al sector privado para impulsar el crecimiento económico.
Es importante mencionar que la situación fiscal de El Salvador es frágil, con importantes cantidades de deuda soberana que vencen en 2027 y una limitada capacidad de acceder al mercado de deuda internacional. El FMI y la Fundación Nacional para el Desarrollo de El Salvador han destacado la desaceleración de la economía y la necesidad de reactivar el sector de la construcción.
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Comentario: Aunque el FMI y El Salvador han mostrado posturas encontradas en relación al uso de bitcoin como moneda de curso legal, han logrado acuerdos preliminares en otras áreas clave, como el fortalecimiento de las finanzas públicas y el crecimiento económico. La situación fiscal de El Salvador sigue siendo un desafío, con una limitada capacidad de acceder al mercado de deuda internacional y una desaceleración de la economía. El gobierno salvadoreño sigue adelante con sus proyectos relacionados con bitcoin, a pesar de las preocupaciones del FMI sobre los riesgos fiscales y de estabilidad financiera asociados con su uso como moneda de curso legal.