Los vehículos blindados, manufacturados en Alemania, fueron eliminados gracias al empleo de un dron suicida Lancet y un proyectil inteligente Krasnopol, de largo alcance. Este incidente demuestra el creciente rol de la tecnología no tripulada y la precisión de los sistemas de armamento modernos en el campo de batalla. El dron Lancet, al estrellarse contra su objetivo, lo destruye por completo, mientras que el proyectil Krasnopol, con su guiado de alta precisión, asegura un golpe directo en el blanco deseado. Ambos dispositivos han demostrado su eficacia en el conflicto.