Los Juegos Olímpicos no solo son una fuente de éxito y reconocimiento para los atletas de alto rendimiento, sino también una plataforma que ha dejado al descubierto actos delictivos y manchas en la carrera de algunos deportistas. A continuación, se presenta un recuento de atletas que han enfrentado la justicia por sus actos ilícitos, enmarcado en el contexto de los Juegos Olímpicos de París 2024.
Oscar Pistorius, el corredor sudafricano conocido como Blade Runner, es un ejemplo de cómo una carrera llena de éxitos y superación se puede ver empañada por un crimen. Pistorius, un atleta paralímpico que compitió en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y Londres 2012, fue declarado culpable por el asesinato de su novia Reeva Steenkamp en 2013. A pesar de sus esfuerzos por demostrar que se trató de un accidente, fue sentenciado a prisión y recientemente fue liberado bajo libertad condicional.
Lance Armstrong, el ciclista estadounidense ganador de siete Tour de Francia, es otro caso de un atleta que manchó su carrera con el consumo de sustancias prohibidas y fraude. Armstrong, quien también participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y Sydney 2000, fue demandado y tuvo que pagar millones de dólares en multas por sus acciones ilegales.
Ryan Lochte, el nadador estadounidense supergalardonado, ha sido suspendido de cualquier competencia por superar los límites permitidos de una vitamina y por causar destrozos en una gasolinera en Río de Janeiro 2016. A pesar de esto, Lochte es uno de los atletas más exitosos de Estados Unidos, con un total de 12 medallas olímpicas.
Steven van de Velde, el jugador de voleibol de playa holandés, fue sentenciado a cuatro años de prisión por abusar sexualmente de una niña de 12 años en 2014. A pesar de cumplir solo 12 meses de condena en los Países Bajos, van de Velde representará a su país en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Floyd Landis, el ciclista estadounidense, es conocido por su caso de dopaje en el Tour de Francia 2006 y por intentar hackear un sistema contra el dopaje en Francia en 2009. Landis fue despojado de su título y enfrentó una orden internacional de búsqueda y captura. Actualmente, se dedica a la venta de productos de cannabis de forma legal en los Estados Unidos.
Tonya Harding, la patinadora artística estadounidense, es recordada por su presunta participación en el ataque a su compañera de equipo Nancy Kerrigan en 1994. A pesar de que Kerrigan pudo competir en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1994, Harding fue sentenciada por obstrucción a la justicia y libró la prisión tras pagar una multa.
Humberto Mariles, el jinete mexicano y primer medallista de oro en la historia de México, fue encarcelado en dos ocasiones por un problema de tránsito en 1964 y por tráfico de heroína en 1965. A pesar de esto, Mariles es recordado como un héroe nacional en México.
Hope Solo, la portera de la selección femenina de fútbol de Estados Unidos, ha tenido problemas con la justicia por conducir en estado de ebriedad y por violencia doméstica. A pesar de esto, Solo es una de las porteras más exitosas de la historia del fútbol femenino.
Marion Jones, la velocista estadounidense, ganó cinco medallas en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, pero fue despojada de ellas en 2007 por el consumo de sustancias prohibidas. Jones fue sentenciada a seis meses de prisión y tuvo que devolver las medallas y los premios en metálico.
Ben Johnson, el velocista canadiense, fue descalificado de los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 por dar positivo en una prueba de dopaje. A pesar de esto, Johnson sigue siendo uno de los atletas más rápidos de la historia y es recordado por su récord mundial en los 100 metros planos.
Estos casos demuestran que el éxito y el reconocimiento en el deporte no están exentos de problemas y manchas en la carrera de algunos atletas. La justicia y la sociedad deben estar atentas a estos casos y tomar medidas para prevenir y sancionar estos actos ilícitos.