Bajo el gobierno de Evo Morales 2006-2019, Bolivia concibió la visión de convertirse en el corazón energético de Sudamérica, con un enfoque particular en la generación y exportación de energía eléctrica. Esta estrategia llevó a la construcción de centrales hidroeléctricas para aprovechar la energía de los ríos andinos en su descenso hacia las tierras bajas. El actual presidente, Luis Arce, continúa promoviendo el desarrollo de energías alternativas, como la eólica y la solar.
Actualmente, Bolivia tiene una capacidad de generación de 3.600 MW, de los cuales consume solo 1.650 MW, dejando un margen de 1.950 MW disponible para la exportación. Argentina es el principal comprador de este excedente, habiendo adquirido en mayo de 2024 el doble de energía que en todo 2023. Bolivia comenzó a exportar energía eléctrica por primera vez en marzo de 2023.
El ingeniero Ricardo Cardona, especialista en temas energéticos, ve en esta situación una oportunidad para que Bolivia abra mercados en Brasil, Perú y Chile, lo que no solo generaría ingresos, sino que también impulsaría el desarrollo industrial y la reducción del uso de combustibles fósiles en el transporte.
Cardona también señaló que, para 2050, el gobierno de Arce tiene como objetivo una matriz energética basada en un 60% en energía hidroeléctrica, un 30% en energías renovables y un 10% en energía térmica a base de gas. Esto representa un cambio significativo respecto a la situación actual, donde el 60% de la electricidad se produce con energía térmica a base de gas.
El especialista también subrayó la importancia de mejorar la infraestructura de transmisión eléctrica, especialmente en la región andina, para poder aprovechar el exceso de energía hidroeléctrica y reducir el uso de energía termoeléctrica, que es más costosa y contaminante.