Hace 205 años, Paipa se tiñó de rojo en la batalla más cruenta de la Campaña Libertadora El pueblo boyacense fue testigo de una carnicería que dejó más de 1.200 cadáveres entre soldados y civiles, víctimas de la brutal confrontación entre realistas y patriotas.
El artista Jorge Gómez Orozco, con su obra Cocke, rinde homenaje a la caballería, pieza clave en la batalla del 25 de julio de 1819, que se libró en el actual Batallón Silva Plazas. Pero, qué hay detrás de esta feroz batalla
Según el historiador Elías Prieto Villate, basándose en los informes de Francisco Mariño y Luis Villate, la batalla se saldó con la pérdida de más de 400 patriotas y cerca de 1.000 realistas muertos, además de una gran cantidad de heridos. Sin embargo, otros estudiosos como José Vicente Rodríguez Cuenca y Luis Daniel Borrero F., de la Universidad Nacional de Colombia, afirman que las bajas podrían haber sido entre 300 y 350 hombres de ambos bandos.
Lo más impactante es que, según Rodríguez Cuenca, en el campo de batalla podrían haber entre 400 y 1.200 cadáveres enterrados, especialmente al lado del antiguo vallado canal, a orilla del antiguo pantano, al pie de la lomita. Además, el doctor en antropología advierte que muchos de los combatientes no eran españoles, sino criollos, lo que convierte a esta batalla en una lucha fratricida.
El Monumento a los 14 lanceros, erigido en Paipa, no refleja la verdad histórica, ya que el general Santander comandó la Vanguardia en realidad, y los únicos soldados profesionales que apoyaron a la Vanguardia en la toma al cerro El Picacho eran británicos.
La Batalla del Pantano de Vargas constituyó el evento bélico más importante de la Guerra de Independencia, ya que despejó el camino de los patriotas hacia Santa Fe, desanimó a los realistas y representó el combate más cruento, dado el número de bajas en ambos bandos. Sin embargo, sus partes de guerra son confusos e imprecisos.
En definitiva, la Batalla del Pantano de Vargas fue una carnicería que marcó un antes y un después en la historia de Colombia. Un enfrentamiento brutal y sin sentido que dejó un reguero de cadáveres y una herida abierta en la sociedad colombiana que aún hoy sigue sin cicatrizar del todo.