Muchas personas integran a su rutina diaria el hábito de disfrutar de una copa de vino tinto, especialmente durante las comidas principales. Pero qué hay de cierto en los supuestos beneficios para la salud que se le atribuyen a esta costumbre
El vino tinto es el resultado de un proceso de fermentación del zumo de la uva, el cual se produce gracias a la acción de levaduras que transforman los azúcares presentes en la fruta en alcohol etílico y anhídrido carbónico. Los polifenoles, antioxidantes presentes en las uvas, son los componentes más destacados de este brebaje, y uno de ellos es el resveratrol, el cual se ha relacionado con la promoción de la salud cardiovascular. Se le atribuye la capacidad de prevenir daños en los vasos sanguíneos, reducir los niveles de colesterol malo y evitar la formación de coágulos sanguíneos, según la Mayo Clinic.
La nutricionista Karen Ruiz declaró a Infobae que beber una copa de vino al día puede ser beneficioso para reducir la presión arterial, regular la frecuencia cardíaca, disminuir el riesgo de infarto, aumentar el flujo sanguíneo y oxígeno al cerebro, y por lo tanto, disminuir el riesgo de demencia e isquemia cerebral.
Sin embargo, los expertos han puesto en duda los beneficios del vino tinto y otras bebidas alcohólicas por diversas razones. En primer lugar, la evidencia científica que demuestra que el vino previene enfermedades cardiovasculares sigue siendo limitada y necesita ser investigada más a fondo. Además, se ha advertido que ningún consumo de alcohol, incluido el vino, puede ser saludable o seguro para la salud general de las personas.
Un estudio publicado en The Lancet en 2018 advirtió que incluso beber en pequeñas cantidades es un factor de riesgo para desarrollar diversas enfermedades y muerte prematura. La autora principal del estudio, Emmanuela Gakidou, declaró que estamos acostumbrados a escuchar que una copa o dos al día está bien. Pero la evidencia es la evidencia.
El consumo reiterado de vino tinto y otras bebidas alcohólicas en general puede provocar una serie de consecuencias en el organismo, como enfermedades del hígado y del aparato digestivo, cáncer, demencia, depresión y adicciones, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades CDC.
En conclusión, aunque el vino tinto puede tener algunos beneficios para la salud, también conlleva riesgos y su consumo debe ser moderado y controlado.