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El Norinchukin Bank, uno de los principales bancos de Japón, se encuentra en una situación delicada y se ve obligado a vender bonos extranjeros por un valor de 63.000 millones de dólares. La razón de esta drástica medida es la pérdida millonaria que ha sufrido el banco, estimada en 9.500 millones de dólares para finales de 2024.
La causa de este desastre financiero es la subida de las tasas de interés en los Estados Unidos, lo que ha provocado una caída en el valor de los bonos adquiridos por el banco. Esta situación ha desencadenado una crisis bancaria en los Estados Unidos, con la quiebra de Silvergate Bank y la intervención de Silicon Valley Bank y Signature.
El director ejecutivo del Norinchukin Bank, Kazuto Oku, ha reconocido la necesidad de cambiar la gestión de la cartera del banco y reducir el riesgo de las tasas de interés. Sin embargo, esta no es la única preocupación del sector bancario japonés.
Los bancos japoneses también se enfrentan a la amenaza de un éxodo de depósitos hacia nuevos competidores digitales. Según un informe del Financial Times, prestamistas como Sony Bank están ofreciendo tasas de interés anualizadas del 10,52%, lo que está provocando un crecimiento acelerado en los depósitos y la apertura de cuentas en los bancos en línea.
Esta situación se está dando en un momento en que más de 60 bancos regionales de Japón se enfrentan a problemas financieros y los clientes de edad avanzada están abriendo más cuentas en línea con las fintech.
La crisis bancaria en Japón y los Estados Unidos tiene repercusiones internacionales y podría aumentar el riesgo de declaratorias de bancarrotas, similar a lo ocurrido en el 2023 en los Estados Unidos.
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