Injusticia sin precedentes El pasado mes de abril, un Tribunal Colegiado confirmó la tortura de los hermanos Miguel Ángel y Osvaldo Ríos Sánchez a manos de autoridades federales. Su detención en octubre de 2014 en Cuernavaca, Morelos, fue una maniobra burda de la entonces Procuraduría General de la República PGR para cerrar rápidamente el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa. A pesar de ser exonerados de esa acusación, permanecen encarcelados en un caso plagado de irregularidades.
La detención de los hermanos Ríos Sánchez fue uno de los primeros intentos de la PGR por fabricar testigos y cerrar el caso de los normalistas desaparecidos. Fueron obligados a declarar que José Ángel Casarrubias, El Mochomo, ordenó ejecutar a los estudiantes y enterrarlos en una fosa en Pueblo Viejo. Sin embargo, cuando se comprobó que los restos hallados no correspondían a los estudiantes, los hermanos fueron abandonados en la investigación y condenados por posesión de estupefacientes y portación de arma de fuego.
El pasado 16 de abril, el Tribunal Colegiado de Apelación del Decimoctavo Circuito resolvió que sí se advierte tortura en los hermanos Ríos Sánchez, pero también validó el informe de los agentes que los detuvieron, manteniéndolos encarcelados durante casi una década. Indignada por el fallo, Liliana Salgado Ochoa, esposa de Osvaldo Ríos Sánchez, habló por primera vez con un medio de comunicación. Asegura que hay un video de la tortura de su esposo y recordó las terribles condiciones en que lo encontró tres días después de su detención.
Osvaldo fue detenido en una tienda de ropa en Cuernavaca, pero las autoridades informaron que se trataba de Salomón Pineda Villa, un líder de Guerreros Unidos. Liliana exige la libertad de su esposo a través de un reconocimiento de inocencia y quiere que el Tribunal Colegiado recabe las videograbaciones del interior de la tienda al momento de la detención. Desde su detención, Osvaldo no ha podido conocer a su hijo de 9 años, pues a su familia de escasos recursos no les ha sido posible viajar hasta Tepic.
Durante el tiempo que estuvieron incomunicados, los hermanos recibieron descargas eléctricas en sus partes íntimas y otros actos de tortura. Luego fueron llevados en helicóptero hasta La Parota, un cerro enclavado en Guerrero, donde fueron torturados para que revelaran el paradero de los estudiantes. La entonces Procuraduría General de la República intentó forzar otros testimonios que corroboraran lo dicho por Ríos Berber, involucrando a los hermanos Osvaldo y Miguel Ángel Ríos Sánchez.
Por posesión de estupefacientes y portación de armas, Osvaldo está sentenciado a 12 años y tres meses de prisión, y su hermano a 11 años y 7 meses. Pero Liliana, esposa de Osvaldo, sostiene que el arma y la droga fueron sembrados y el caso está fabricado. Liliana explica que no quisieron hacer público el caso antes porque no querían vivir con el estigma de una detención, pero con la resolución del Tribunal Colegiado de abril pasado, sus esperanzas están casi perdidas. Exigimos justicia para los hermanos Miguel Ángel y Osvaldo Ríos Sánchez