Hace exactamente un año, el 9 de junio de 2023, una familia de empresarios de la zona céntrica de San Antonio de Padua se convirtió en el blanco de una banda de delincuentes. La casa de Italia al 1000, donde vivía el matrimonio Izzo junto a la madre de la esposa, era conocida por los maleantes como un botín fácil, ya que los ventanales del frente no contaban con rejas.
La fatídica noche, Gustavo Mac Dougall 49 condujo el Volkswagen Gol Power, acompañado por Diego Eduardo Correa 25, Brígido Achucarro González 32, alias El Paraguayo, Jonathan El Monarca González y Víctor Fernández Galarza 30. Tres de ellos forzaron una ventana y entraron a la casa, mientras que los dos restantes se quedaron en el auto para una rápida huida.
Gabriel Izzo, empresario dueño de una compañía dedicada a la fabricación de acoplados, volcadoras y semirremolques en el partido de Merlo, dormía en una de las habitaciones del primer piso y despertó por los ruidos. Armado con una pistola Bersa calibre 40 y un revólver 38, se enfrentó a los delincuentes. Izzo recibió varios disparos, uno de ellos en la cabeza, que le arrebató la vida al instante. También fue apuñalado.
Silvana Petinari 56, la esposa de Izzo, perdió el ojo izquierdo durante el ataque y estuvo en terapia intensiva. Su recuperación fue milagrosa: en menos de una semana ya había sido derivada a la terapia intermedia del sanatorio Los Arcos de Palermo y a fines de junio recibió el alta. No recuerda nada de lo sucedido y, por tal motivo, no pudo aportar mayores datos cuando le tomaron declaración. Su madre, Elsa Otruba de Petinari 83, estaba encerrada en su habitación y resultó ilesa.
La investigación de este resonante crimen ha estado llena de giros y sorpresas. Uno de los sospechosos, El Paraguayo, fue recapturado dos meses y medio después de escapar de la prisión. Dos de los implicados negaron su participación en el hecho y, un año después, uno de los asesinos sigue prófugo: Víctor Fernández Galarza, identificado como coautor y con antecedentes por robo.
Galarza tiene pedido de captura nacional e internacional, y el Ministerio de Seguridad bonaerense ofrece una recompensa de hasta dos millones de pesos a cambio de datos que ayuden a encontrarlo. Los investigadores sospechan que fue herido por Izzo durante el intercambio de disparos, ya que en el allanamiento a la pizzería donde se refugiaron los delincuentes luego del asalto, se hallaron restos de gasas con manchas de sangre de las curaciones.
Correa, quien ya registraba antecedentes en el sistema penal por otras entraderas, intentó desmarcarse del hecho, pero fue capturado en una persecución en la localidad de San Martín. El imputado fue filmado por las cámaras de seguridad mientras abandonaba un auto y corría para escapar de la policía. A las pocas cuadras fue atrapado.
Otro de los imputados, Walter Rodríguez Sierra 53, alias El Uruguayo, también clamó por su presunta inocencia. Era el dueño del auto utilizado por los delincuentes y quien le alquilaba la pizzería Lo de Cata -el lugar donde se planificó el ataque y el escondite posterior- a Mac Dougall. El hombre negó su participación en el crimen, afirmó que ya le había vendido el auto a Mac Dougall y dijo que su único pecado fue no haber realizado la transferencia. Sin embargo, los investigadores afirman que El Uruguayo facilitó el auto y el local donde luego se encontró parte del botín y las armas utilizadas para cometer el hecho.