Atención Una chica desaparecida en San Luis: Claudia Renée Díaz, de 15 años Desde hace más de treinta años, su madre busca respuestas sobre el paradero de su hija. La última vez que la vio fue en octubre de 1989, cuando Claudia supuestamente fue a buscar sus deberes a casa de una amiga y nunca regresó.
La comunidad de San Luis se movilizó, exigiendo a la policía que encontrara a Claudia. La ciudad entera estaba conmocionada Las pancartas llevaban la foto de Claudia, una joven de ojos grandes, cabello negro y una expresión dulce. La historia llegó tímidamente a los medios nacionales, y la monja Martha Pelloni se unió a las marchas del silencio, pidiendo justicia por Claudia.
Entonces, surgió un sospechoso: Nelson Madafs, un joven de 19 años que trabajaba en un horno de ladrillos. Nelson y Claudia habían sido presentados por una compañera de escuela, y aunque solo pasaron media hora juntos, esa fue la última vez que se vio a Claudia. La policía, desesperada por encontrar respuestas, irrumpió en la casa de los Madafs, golpeando a todos los que se encontraban allí. Nelson fue arrestado y torturado brutalmente, pero no pudieron obtener una confesión.
Tres años después de la desaparición de Claudia, la policía presentó una nueva teoría: Nelson había embarazado a Claudia y la había obligado a abortar, lo que resultó en su muerte. Una acusación impactante y sin pruebas El juez Ochoa ordenó el arresto de Nelson una vez más, y fue torturado brutalmente durante horas. Lo colgaron de un árbol, lo golpearon, lo obligaron a cavar su propia tumba y finalmente, le arrancaron las uñas de los pies.
Pero Nelson no confesó, porque era inocente. Después de meses de tortura, Nelson finalmente dijo lo que querían escuchar: Sí, yo la maté. Pero la historia no terminó allí. La investigación fue una farsa, y la confesión de Nelson fue arrancada bajo tortura. Sin embargo, muchos en San Luis todavía creen en la historia del juez Ochoa.
Mientras tanto, Claudia había huido de su casa por temor a su padre y encontró refugio en Caucete, en la provincia de San Juan. Vivió allí durante años, hasta que su madre finalmente la encontró en 1998. Hoy en día, Nelson vive en el campo, discapacitado y luchando por sobrevivir, mientras que Claudia sigue desaparecida, una víctima más de la corrupción y la brutalidad policial en Argentina.