La decisión del régimen de Nicolás Maduro de retirar la invitación a la Unión Europea UE para que participe como observador de las elecciones presidenciales en Venezuela ha sembrado dudas sobre la transparencia de los comicios del 28 de julio. Esta medida, tomada por el Consejo Nacional Electoral CNE, de línea oficialista, es una de las tantas adoptadas por el chavismo para inclinar la cancha a su favor y socavar la democracia en el país.
El régimen de Maduro, que busca un tercer mandato de seis años, controla todas las instituciones y ha llevado a cabo una campaña agresiva contra la oposición en los últimos meses. La oposición, que designó como su representante al exdiplomático Edmundo González Urrutia, ha sido objeto de trabas por parte del gobierno, como la prohibición de la participación de María Corina Machado y su sustituta Corina Yoris.
La decisión del CNE de retirar la invitación a la UE se produjo después de que el bloque ratificara sanciones contra unos 50 funcionarios chavistas. El titular del CNE, Elvis Amoroso, justificó la medida argumentando que la UE había causado un incalculable daño patrimonial al pueblo con las sanciones, a pesar de que estas son personales y no afectan a empresas estatales ni bienes públicos.
La UE lamentó la decisión unilateral del CNE y pidió al gobierno reconsiderar su decisión. Sin embargo, el CNE respondió repudiando el comunicado de la UE y acusándola de ser un actor parcializado y agresivo. El comando de campaña de González Urrutia exigió que se revierta la decisión de anular la invitación a la UE, afirmando que solo ratifica la condición minoritaria del CNE y su temor a una observación electoral calificada y con credibilidad.
El analista político venezolano experto en campañas electorales, José Carrasquero, señaló que el CNE no tiene facultades para interferir en la política exterior de Venezuela y que la defensa de un grupo de personas asociadas al régimen no debería utilizarse como excusa para impedir la observación de la UE en las elecciones. Además, el experto enfatizó que el CNE no se comporta como un organismo independiente en Venezuela.
La UE recordó que la medida del CNE viola parte del Acuerdo de Barbados, firmado por el gobierno venezolano y partidos de oposición, que establecía que una misión de observación del bloque comunitario sería invitada al país. Para Carrasquero, el retiro de la invitación a la UE busca generar desconfianza en el proceso electoral y tratar de incentivar la abstención de la oposición.
El rechazo ciudadano hacia Maduro es evidente, con dos tercios del país opuestos al oficialismo y propensos a apoyar a cualquier candidato que pueda desafiar al presidente. Sin embargo, el régimen ha adoptado medidas para tratar de mejorar sus opciones, como bloquear la presentación de candidatos opositores y denunciar más arrestos de políticos y trabajadores de campaña.
Carrasquero cree que la decisión contra la observación de la UE tendrá un impacto negativo sobre el régimen, ya que la gente sabe que el régimen ha venido torpedeando y manchando el proceso electoral. El régimen ha creado una especie de expediente negativo alrededor de las elecciones, pero la oposición dice estar preparada para los ataques que se vienen, mientras prosigue con su campaña por el país.
En resumen, la decisión del régimen de Maduro de retirar la invitación a la UE para que participe como observador de las elecciones presidenciales en Venezuela ha sembrado dudas sobre la transparencia de los comicios y ha sido calificada como una medida para inclinar la cancha a favor del chavismo y socavar la democracia en el país. La oposición, que ha sido objeto de trabas por parte del gobierno, ha exigido que se revierta la decisión de anular la invitación a la UE y ha acusado al CNE de temer a una observación electoral calificada y con credibilidad.