Exclusiva La tensión política en el país se dispara después de que el CNE prohibiera la participación de la Unión Europea como observadores en las elecciones presidenciales del 28 de julio. La decisión ha causado un gran revuelo y preocupación
La organización no gubernamental Fundaredes ha expresado su preocupación por la decisión del CNE de anular la invitación a la UE para la observación electoral. La presencia de observadores internacionales es crucial para garantizar la transparencia y la legitimidad de cualquier proceso electoral. Un golpe a la democracia
El CNE ha justificado su decisión argumentando que las sanciones impuestas por la UE a miembros del gobierno y al partido oficialista son inaceptables. Sin embargo, las sanciones son personales y no afectan a las empresas estatales ni a los bienes públicos venezolanos. Una excusa sin fundamento
La exclusión de la UE como observadores podría tener consecuencias negativas en las relaciones del país con la comunidad internacional y socavar la confianza de los electores en la imparcialidad electoral. Un grave error que podría costar caro
El presidente del CNE, Elvis Amoroso, ha insistido en que las sanciones impuestas por la UE han generado una pérdida de 125.000 millones de dólares que deberían haber estado destinados a la inversión social. Sin embargo, esta afirmación no implica en absoluto a la UE, ya que las sanciones no son económicas y no afectan a la ciudadanía venezolana. Una declaración engañosa y peligrosa
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