Explosión de indignación pública después del trágico hallazgo de los restos de Javier, menor indígena desaparecido en León La Fiscalía General del Estado de Guanajuato confirma la identidad del niño de tres años, desaparecido desde el 15 de mayo en los límites del municipio con La Romita.
Después de casi dos semanas de angustiosa búsqueda, la fatídica noticia llegó a los padres del pequeño Javier, quienes trabajaban sin sospechar que esa sería la última vez que lo verían con vida. La familia, originaria del pueblo Ñuu Savi de las montañas de Guerrero, se encontraba en Guanajuato como parte de una migración interna que lleva a cientos de personas a trabajar en campos agrícolas.
El menor desapareció en cuestión de minutos, y a pesar de buscarlo desesperadamente, sus padres no pudieron encontrarlo. La respuesta de las autoridades no fue satisfactoria, así que la familia y organizaciones civiles se unieron para buscar al pequeño. Sin embargo, el pasado sábado 25 de mayo, la Fiscalía General de Guanajuato informó que se habían encontrado restos humanos en una zona de cultivo de León, que correspondían a Javier.
La FGE señaló que la línea de investigación seguida es que el niño fue atropellado y falleció a causa de las heridas. Mientras tanto, la historia de Javier ha vuelto a encender los focos rojos sobre las condiciones precarias en las que trabajan miles de jornaleros migrantes en México, dejando al descubierto la vulnerabilidad de las infancias indígenas, migrantes y jornaleras en el país.
El mercado de trabajo rural, intensivo y de baja percepción salarial, ha generado un contexto de exclusión y vulnerabilidad social para muchas familias rurales campesinas. La migración interna indígena en México, como en el caso de la familia de Javier, está relacionada con este mercado de trabajo, que ofrece salarios altos y apoyo en hospedaje y traslados, pero en realidad, no cumple con las mínimas condiciones de seguridad y salubridad.
La situación de los jornaleros migrantes en México es alarmante, y el caso de Javier no es más que un trágico ejemplo de la explotación laboral y discriminación a la que se enfrentan estas familias. Es necesario que las autoridades mexicanas tomen medidas urgentes para garantizar la seguridad y los derechos de los jornaleros migrantes y sus familias, y poner fin a esta situación de vulnerabilidad y exclusión.