Hace casi tres décadas, en pleno centro de Santiago, el lunes 30 de mayo de 1994, un hombre perpetró uno de los crímenes más espeluznantes que se recuerden en la comuna, asesinando a su expareja de doce balazos en el Paseo Ahumada, a plena luz del día.
El autor de este terrible hecho fue Eduardo Muñoz Aburto, de 30 años, quien arrebató la vida a Gisela del Carmen Ávila Tapia, de 27, en una tienda Village, cuando el reloj marcaba las 14:25 horas. Muñoz Aburto entró en el local con un claro objetivo: acabar con la vida de la mujer que trabajaba como cajera, a quien ya había amenazado de muerte previamente.
Ana María Tomicic, administradora de la tienda, fue una de las primeras en dar detalles de lo ocurrido en el centro de la ciudad. Según contó a Televisión Nacional, la víctima había tenido problemas anteriores con el agresor y había recibido una citación del juzgado por una agresión previa. Además, Gisela le había comentado que el hombre la había amenazado de muerte.
El día del crimen, Muñoz Aburto había agredido a Gisela, quien se negó a retomar la convivencia. Tras el brutal ataque, la víctima presentó una denuncia ante la justicia y la policía buscaba al hombre por este hecho. Ese mismo día, la madre del homicida, Doralisa Aburto Aravena, había ido al local de Village a pedirle a Gisela que retirara la denuncia.
Tras nueve días de intensa búsqueda, la policía logró dar con el paradero del hombre en el sector de Las Rejas. Con su confesión, comenzó a esclarecerse el caso. El ex juez del Juzgado del Crimen de Santiago, Jorge Colvin Trucco, recordó que Muñoz Aburto le dijo que había cometido el crimen en un ataque de impotencia, porque Gisela quería terminar con él.
Muñoz Aburto confesó su historia en una entrevista con Carlos Pinto para Mea Culpa desde la cárcel. Antes de conocer a Gisela, el hombre tenía una familia, compuesta por su esposa e hijas. Sin embargo, las abandonó por su amante. Respecto al crimen, el hombre aseguró que no fue algo premeditado y que solo actuó en un momento de locura.
Finalmente, Muñoz Aburto fue condenado a 25 años de cárcel por homicidio calificado en 1995. Este terrible crimen sigue siendo uno de los más recordados en la historia de Santiago y es una trágica muestra de la violencia de género que aún persiste en nuestra sociedad.