La histórica jueza del balompié, Stéphanie Frappart, continúa haciendo olas en el mundo del fútbol al ser designada como la encargada de impartir justicia en la final de la Copa griega entre el Panathinaikos y el Aris Salónica. Con tan solo 40 años, Frappart se consolida como la reina de los silbatos y deja en claro que el género es irrelevante cuando de talento se trata.
La gran cita será el sábado en Volos, pero lamentablemente sin la presencia de aficionados, ya que la Federación helena de Fútbol quiere evitar cualquier tipo de altercados en un país donde los enfrentamientos entre hinchas radicales son moneda corriente.
Frappart, elegida en enero como la mejor árbitra del mundo por quinta vez consecutiva por la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol FIHFS, es una auténtica pionera en su campo. La francesa fue la primera mujer en pitar en un Mundial masculino, el de Qatar 2022, aunque sorprendentemente no fue seleccionada para la Eurocopa 2024 que se disputará en Alemania.
Originaria de la región parisina y ex jugadora del AS Herblay, Frappart se convirtió en árbitra a los 13 años y ha ido abriéndose paso en un mundo tradicionalmente dominado por los hombres. Ha dirigido partidos en la Ligue 1 y Champions League, y ahora está lista para dejar su huella en el fútbol griego.
La designación de árbitros extranjeros se ha vuelto común en Grecia en los últimos años, especialmente en partidos de alto riesgo, en un contexto de violencia y corrupción en el fútbol heleno. Pero con Frappart en el centro del escenario, estamos seguros de que la atención se centrará en el juego en sí y en su histórica participación.