Atención, amigos lectores Hoy les traigo una historia que desnuda los entresijos de la codicia y la corrupción en el mundo de las finanzas internacionales. El protagonista de nuestra historia es João Alexandre Silva, un portugués de 50 años que trabajaba como director en el Banco Espirito Santo BES en la isla de Madeira. Madeira, un paraíso fiscal en medio del océano Atlántico, donde los más pudientes de Sudamérica, Sudáfrica y Angola acuden a esconder su dinero.
João Alexandre Silva, un hombre ambicioso y sin escrúpulos, aprovechó su posición en el banco para forjarse relaciones con la élite venezolana. Y fue precisamente esta habilidad la que llamó la atención del presidente del banco, Ricardo Salgado, quien lo nombró asesor de Espirito Santo Bankers Dubai ESBD en 2009. Desde allí, Silva se convirtió en el intermediario perfecto para el pago de sobornos a funcionarios venezolanos a cambio de jugosos contratos con el Estado venezolano.
Según el Ministerio Público de Portugal, Silva ayudó a Salgado a pagar 214 millones de dólares en sobornos a funcionarios chavistas entre 2009 y 2014. Entre los presuntos beneficiarios de estos pagos irregulares se encuentran Rafael Ramírez, excanciller y exministro de Petróleo, y Nervis Villalobos, exviceministro de Energía. En total, 19 funcionarios vinculados al Banco del Tesoro, el Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela Bandes, y empresas públicas como Pdvsa, Bariven y la Electricidad de Caracas, estarían involucrados en la trama.
La investigación penal sobre las relaciones entre el BES y Venezuela concluyó en julio del año pasado, desembocando en varias imputaciones a ejecutivos del banco, pero ninguna a los ciudadanos venezolanos involucrados. Sin embargo, Silva y Salgado se encuentran entre los acusados de 20 delitos de corrupción activa, 20 de blanqueo de capitales y uno de asociación para delinquir. Además, Silva está imputado por corrupción y blanqueo de capitales en una causa paralela por su presunta implicación en el pago de sobornos a un vicepresidente del Banco de Brasil.
Pero hoy, mientras el juicio está a la vuelta de la esquina, Silva se encuentra a salvo en Dubái, uno de los Emiratos Árabes Unidos, donde vive como un fugitivo. Una historia que muestra cómo el poder y el dinero pueden corromper incluso a los más insospechados. No se pierdan los próximos capítulos de esta apasionante historia