Bajo la promesa de reunificar a las familias separadas por la oleada migratoria, Venezuela se prepara para unas elecciones presidenciales que definirán el futuro del país para los próximos seis años. El actual mandatario y candidato, Nicolás Maduro, ha convocado a los hermanos migrantes a regresar a su tierra natal, mientras que la principal alianza opositora, la Plataforma Unitaria Democrática PUD, encabezada por Edmundo González Urrutia, aboga por un cambio político como condición previa para el retorno de los venezolanos que se han visto forzados a abandonar el país.
El sociólogo Rafael Uzcátegui ha declarado a EFE que existe un anhelo de reunificación de las familias que está siendo capitalizado por la PUD, especialmente por su líder, María Corina Machado, quien está recorriendo el país para invitar a sus seguidores a votar por González Urrutia.
Eskely Aguirre, una vendedora de chucherías de 48 años, es solo una de las muchas madres que han visto partir a sus hijos en busca de un futuro mejor. Su hija mayor, de 29 años, se marchó a Colombia en septiembre del año pasado, dejando a su madre desconsolada y sorprendida. Según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes R4V, unos 7,72 millones de venezolanos han abandonado el país en los últimos años, una cifra que el chavismo se niega a aceptar.
Fahisbelia Villamizar, de 50 años, reza todos los días para que su hija, que vive en España desde 2018, regrese a casa. Villamizar está convencida de que, si se produce un cambio en el país, su familia podrá reunirse de nuevo.
Mientras tanto, el candidato opositor Enrique Márquez ha declarado que el principal factor de infelicidad no es la economía, sino la separación de la familia, y ha prometido detener la migración y ofrecer oportunidades a quienes regresen.
El gobierno, por su parte, insiste en que la migración es el resultado de las sanciones impuestas por Estados Unidos, y ha asegurado que los migrantes regresarán si se levantan las sanciones. Sin embargo, la situación sigue siendo incierta y las familias venezolanas siguen esperando un cambio que les permita reunirse de nuevo.