Noticia sensacional: Madre horrorizada y llena de arrepentimientos, Esther, sigue sufriendo el peso de llamar al 112 y denunciar a su propio hijo, Kebyn. "Pensé que pedía ayuda, pero en su lugar, mi peor miedo se hizo realidad", confesó Esther al salir del juzgado, donde declararon los tres agentes acusados de la muerte de su hijo.
Esther fue quien alertó a los servicios de emergencia de que su hijo estaba nervioso y armado con un cuchillo. Kebyn había tenido una disputa con su hermano, Luis, y Esther se preocupaba por él. "No era por mí que me temía, sino por mi hijo", explicó Esther a los periodistas. Por eso bajó al portal y esperó a los agentes, y ella misma les dio las llaves para que pudieran entrar a la casa. Sin embargo, en ese momento, Esther se asustó. "Me asusté muchísimo, grité 'Dios mío!', pero no me parecía lo suficiente, estaban preparándose como si fuera a un asalto", dijo.
Según Esther, solo pasaron dos minutos desde que llegaron los agentes hasta que comenzaron a disparar. "No pasaron dos minutos y ya escuché un montón de disparos. Yo decía 'no puede ser'. Subí y me dijeron 'señora, déjese' y es lo último que recuerdo", explicó. Por eso, Esther, junto con su hijo Luis, pide justicia en lo que llamó el "peor día de mi vida".
Los primeros en declarar fueron los tres policías acusados de homicidio con la incompleta exoneración de la responsabilidad criminal de legítima defensa. Uno de ellos contó que subieron protegidos con el escudo porque la madre de Kebyn les advirtió de que este tenía un cuchillo. "Él estaba tenso, rígido, con una mirada que no me olvidaré nunca, la tengo clavada. Estaba fuera de sí. Sin mediar palabra, cuchillo en mano, vino por nosotros", dijo.
Otro agente explicó que Bryan se lanzó sobre él, le hizo perder el equilibrio y el escudo, dejándolo desprotegido. Pero que el joven seguía con la intención de atacarle y con intención de atacarle. "Viene hacia mí, me lanza cuando estoy en el suelo, toqué la pistola y soy el primero en empezar a disparar. Sé que disparé 9 veces en total, pero no sabía si le estaba dando. Él no paraba", afirmó.
Todos los agentes coinciden en que Kebyn estaba muy alterado y a pesar de los disparos, no dejó la arma en ningún momento. Llegaron a pensar que no les había dado con los disparos o que la arma no funcionaba. "Empezó a lanzar puñaladas sin control alguno. Yo veía pasar el cuchillo cerca más de 15 veces".
Según la Fiscalía, el joven atacó repetidamente a los policías, "dirigiendo el cuchillo a zonas vitales de los acusados, especialmente a la cabeza de los actuantes, que no estaba protegida por el escudo, forzándolos a retroceder debido a las embestidas que ponían en peligro sus vidas, perdiendo el escudo y caer al suelo".
El joven murió el mismo día de los hechos por un "shock hipovolémico causado por una hemorragia intensa, a causa de 6 impactos de bala procedentes de las 3 armas de fuego reglamentadas por los acusados, sin que ninguno de ellos fuera dirigido a órganos vitales", según la Fiscalía.
El joven ese día había consumido MDMA, una sustancia estupefaciente que altera el sistema central y produce ataques de pánicos o alucinaciones. Eso, dice la Fiscalía, podría haber suponido en el momento de los hechos un aumento de la agresividad.
La Fiscalía pide 2 años y 6 meses de cárcel para cada uno de los agentes, mientras que la defensa de los policías pide la libre absolución por entender que actuaron de manera proporcional y en legítima defensa. "Se han utilizado medios proporcionales y de legítima defensa en respuesta a las agresiones que estaban sufriendo por su propia vida. No solo es el tamaño del cuchillo, sino la agresividad con la que utilizó una arma", dijo Laura García, portavoz de Jupol, que ha afirmado que "los policías en todo momento temieron por su vida".