En 1939, el mundo se sorprendió con el caso de Lina Medina, una niña peruana de tan solo cinco años que se convirtió en la madre más joven de la historia. A pesar de su corta edad, Lina fue capaz de llevar a término su embarazo y dio a luz a un bebé saludable de nearly 3 kilos.
La historia de Lina comienza en Antacancha, un pequeño y remoto pueblo en Perú, donde nació y se crio junto a sus padres y ocho hermanos. Cuando Lina tenía cuatro años, su abdomen comenzó a crecer rápida y constantemente, lo que llevó a su familia a pensar que estaba poseída por un demonio. Después de varios rituales chamánicos y exorcismos, el vientre de Lina continuó creciendo, por lo que su madre decidió llevarla al hospital en Pisco.
Para la ciencia, fue una gran sorpresa cuando el Dr. Geraldo Lozada descubrió que Lina estaba embarazada de siete u ocho meses. El 14 de mayo de 1939, rodeada por 35 médicos peruanos, Lozada operó a la pequeña Lina, quien pesaba solo 30 kilos, y ayudó a su bebé de 2 kilos 800 gramos a nacer.
Después del nacimiento, comenzaron a surgir preguntas sobre cómo Lina pudo quedar embarazada a tan corta edad y quién era el padre de la criatura. La madre de Lina juró que no conocía al padre de su nieto, pero señaló que su hija había mostrado signos de madurez sexual desde los tres meses de edad. Sobre el padre del bebé, primero se culpó al padre de haber abusado de ella, pero luego fue absuelto por falta de pruebas.
Después de realizar varias pruebas, los médicos determinaron que Lina no tenía cinco años, sino seis o más, ya que ya había comenzado a perder dientes de leche y sus huesos pélvicos tenían forma de adulto. La historia de Lina se extendió rápidamente por el mundo y causó el interés de los miembros de la Asociación Médica Estadounidense, quienes propusieron varias hipótesis, incluyendo la posibilidad de que Lina tuviera un tumor ovárico que causara su menstruación temprana.
Después de dar a luz y de las investigaciones médicas, la familia de Lina decidió criar al bebé como suyo, y ella y su hijo crecieron pensando que eran hermanos. El doctor Lozada los ayudó a cubrir los gastos de su educación y le dio trabajo a Lina, quien se casó a los 33 años. Su hijo Gerardo falleció a los 40 años.
La historia de Lina Medina sigue siendo una de las más sorprendentes y desconcertantes en la historia de la medicina y la maternidad.