El fundador y CEO de Telegram, Pavel Dúrov, de nacionalidad rusa, fue arrestado en París el sábado pasado bajo la acusación de complicidad en relación a los delitos que tienen lugar a través de la aplicación de mensajería. Dúrov fue liberado el miércoles bajo la condición de pagar una fianza de 5 millones de euros y con la prohibición de abandonar el territorio francés. Su detención ha generado muchas preguntas y ha vuelto a encender el debate sobre el control de las actividades ilícitas en internet, un tema que tiene una larga historia y no es fácil de resolver.
El rápido crecimiento de las redes sociales y los servicios de mensajería instantánea han creado un entorno nuevo y único que ha sido aprovechado por grupos criminales para diversos fines, incluyendo la promoción de actividades ilegales, la coordinación de acciones violentas y la reclutación de nuevos miembros. Un ejemplo bien conocido es el uso que el Estado Islámico hizo de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería para construir una red internacional.
Sin embargo, es importante recordar que este tipo de actividades también ocurrían antes de la era digital. Si bien el contexto ha cambiado, los mecanismos para combatir estas actividades pueden ser similares a los utilizados en otros contextos. Por ejemplo, si un alcalde no es capaz de controlar la delincuencia en su ciudad, sería responsable y podría ser detenido.
Otra consecuencia negativa del auge de las redes sociales y la mensajería a través de internet ha sido el tráfico de datos de los usuarios y la pérdida de privacidad. Un ejemplo destacado es el escándalo desatado por la recopilación de información de millones de usuarios de Facebook por la consultora británica Cambridge Analytica sin su consentimiento, con fines políticos.
Telegram, por su parte, se ha destacado por su enfoque en la privacidad y Dúrov se ha negado a cooperar con los servicios de seguridad de Rusia. Esto ha sido celebrado en los países europeos, donde Telegram ha sido una fuente importante de información, especialmente en relación a la situación en Bielorrusia.
Sin embargo, es importante recordar que Telegram no es una aplicación rusa y que se adapta a las normativas de la órbita de la OTAN. La aplicación me impide el acceso a los canales vinculados con RT o Sputnik, tal y como establece la normativa europea impuesta contra los medios de comunicación de la Federación de Rusia.
En resumen, el rápido crecimiento de las redes sociales y los servicios de mensajería instantánea ha creado un entorno nuevo y único que ha sido aprovechado por grupos criminales para diversos fines. Sin embargo, los mecanismos para combatir estas actividades pueden ser similares a los utilizados en otros contextos. Además, es importante recordar que la privacidad y la protección de datos son temas cruciales en la era digital.