Una pareja de tinguas manchadas, aves acuáticas que se consideraban abundantes en el Altiplano cundiboyacense, han encontrado un nuevo hogar en los humedales artificiales de una finca de cultivo de flores en la Sabana de Bogotá. Esta área era anteriormente su hábitat natural, pero desafortunadamente, se ha perdido el 95% de los humedales en la región en los últimos 50 años, lo que llevó a la tingua al borde de la extinción.
Sin embargo, gracias a los esfuerzos de conservación de la biodiversidad de varios cultivos de flores, se han creado humedales artificiales que han permitido la supervivencia y estabilización de la población de tinguas y otras especies. La tingua, con sus pequeñas manchas blancas y pico verde brillante, es un indicador biológico de aguas limpias y sanas, lo que demuestra la calidad de los humedales creados en los cultivos.
El presidente de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores, Augusto Solano, ha destacado el trabajo de la floricultura en la creación de espacios adecuados para la conservación de las aves y la mejora del medioambiente. La Asociación Bogotana de Ornitología ABO ha identificado 173 especies de aves en 29 fincas de cultivo, 30 más que en el estudio realizado en 2010.
Este año, Asocolflores y ABO han retomado un estudio para evaluar la evolución de su trabajo de protección de la tingua y otras especies vulnerables. Los resultados de este estudio se presentarán en octubre, de cara a la COP16, que se celebrará en Cali del 21 de octubre al 1 de noviembre. El objetivo es demostrar cómo unas buenas prácticas ambientales pueden mejorar el medioambiente y cómo iniciativas privadas pueden ayudar a la conservación de las especies en peligro de extinción.