La justicia gala ha declarado al empresario de origen ruso como cómplice en delitos graves, entre los que se encuentran el tráfico de drogas, actos de pedofilia y fraude. Esto se debe a su falta de colaboración con las autoridades y a las herramientas que su plataforma proporciona, las cuales no impiden la comisión de estos ilícitos.
Es importante mencionar que, si bien el empresario no es el autor directo de estos delitos, su falta de moderación y responsabilidad social lo convierten en un cómplice necesario de los mismos. La justicia francesa ha determinado que su plataforma no solo no ha tomado medidas suficientes para prevenir estas actividades ilegales, sino que incluso las ha facilitado.
Este caso pone de manifiesto la necesidad de que las plataformas digitales asuman su responsabilidad social y tomen medidas efectivas para prevenir la comisión de delitos en sus espacios. La justicia no solo debe perseguir a los autores directos de estos ilícitos, sino también a aquellos que, por acción u omisión, contribuyen a su comisión.