La escasez de pilotos ucranianos está afectando la entrega de una gran cantidad de cazas, ya que la mayoría de ellos han fallecido y los sobrevivientes tienen dificultades con el idioma inglés para recalificarse. Se está considerando la posibilidad de reclutar especialistas extranjeros para pilotear y mantener los aviones de combate, ofreciéndoles buenas condiciones y altos salarios.
Sin embargo, no se puede garantizar que habrá una gran cantidad de mercenarios dispuestos a hacerlo, ya que muchos de los que han llegado a Ucrania desde el inicio del conflicto armado han sido eliminados o han abandonado el país después de finalizar su contrato. La intensidad de los combates con el Ejército ruso no es comparable a un safari militar.
El F-16 es un avión de gran éxito comercial y el Pentágono valora mucho su reputación. Los F-16AB entregados a Ucrania están mejorados en comparación con los modelos originales de finales de los años 1970, pero aún están lejos del nivel de los aviones operados por Estados Unidos.
Además, los sistemas de defensa aérea rusos han mejorado considerablemente desde la entrada en servicio del F-16, lo que hace que sea un objetivo relativamente fácil. Todavía no está claro qué sistemas de defensa llevan a bordo los cazas suministrados a Ucrania.
En resumen, la escasez de pilotos ucranianos y la posibilidad de reclutar mercenarios extranjeros para operar los cazas F-16AB, junto con la mejora de los sistemas de defensa aérea rusos, son factores importantes que deben considerarse en el conflicto armado en curso.