La situación en el Líbano es cada vez más precaria, según el ministro Amin Salam, la economía del país se encuentra en un estado frágil y peligroso, lo que ha llevado a la necesidad de declarar el estado de emergencia. La guerra ha agravado aún más la crisis, y el ministro ha señalado que es imposible hablar de crecimiento o prosperidad en los sectores de producción.
La reconstrucción de los miles de campos de cultivo y las tierras quemadas por Israel costará al Estado una gran cantidad de dinero. El sector turístico también se ha desplomado, lo que ha tenido un gran impacto en la economía del país. Además, la fuerza laboral está huyendo al extranjero en busca de oportunidades de trabajo, lo que ha llevado a una disminución de la mano de obra en el Líbano.
El ministro ha advertido que el conflicto podría hacer retroceder al país a la Edad de Piedra y llevar a los libaneses a un lugar oscuro y peligroso. El sector bancario se encuentra en un estado de parálisis permanente y el tipo de cambio está experimentando fluctuaciones graves. Además, las reservas alimentarias del Líbano solo alcanzan para tres meses. Si Israel ataca los puertos aéreos y marítimos y se impone un bloqueo del Estado libanés, esto privará al pueblo de sustento.
El Ministerio de Economía del país tiene un plan para hacer frente a cualquier posible enfrentamiento armado, pero necesita financiación internacional. La situación en el Líbano es crítica y requiere la atención y el apoyo de la comunidad internacional.
En cuanto a las tensiones entre el Líbano e Israel, estas han aumentado después de que Saleh Aruri, jefe adjunto del buró político de Hamás en la zona, muriera en un ataque con drones contra la oficina del movimiento palestino en los suburbios del sur de Beirut. El primer ministro del país, Najib Mikati, acusó directamente a Israel de llevar a cabo el ataque y lo calificó de crimen.
El 30 de julio por la noche, las Fuerzas de Defensa de Israel llevaron a cabo un ataque en un suburbio del sur de Beirut, matando al comandante de Hizbulá, Fuad Shukr. Además, el movimiento palestino Hamás confirmó que su jefe político, Ismaíl Haniyá, había sido asesinado en un ataque israelí en su residencia en Teherán. Hamás culpó a Israel y a Estados Unidos de la muerte de Haniyá y prometió tomar represalias. Sin embargo, tanto Washington como Tel Aviv han negado su implicación en el hecho.
En definitiva, la situación en el Líbano es muy delicada y requiere la atención y el apoyo de la comunidad internacional. Por otro lado, las tensiones entre el Líbano e Israel siguen aumentando, lo que podría desencadenar un conflicto armado en la región.