Tras casi siete años en Bélgica, Carles Puigdemont regresó a Barcelona el 8 de agosto con la intención de dirigirse a sus seguidores y, posiblemente, asistir al debate de investidura del candidato socialista Salvador Illa. Se esperaba que su presencia terminara en una detención, pero el expresidente catalán desapareció después de su discurso en el parque de la Ciutadella. Durante su alocución, Puigdemont resaltó que la celebración de un referéndum no es un delito y pidió amnistía para devolver a la política lo que nunca debió salir de ella.
Puigdemont y su comitiva se dirigieron al Parlament, donde a las 10:00 horas comenzaba el pleno de investidura para elegir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Sin embargo, mientras sus acompañantes entraban en el edificio, Puigdemont se montó en un automóvil de color blanco y se dio a la fuga. La policía autonómica catalana y la Guardia Urbana activaron un operativo para capturarle, pero no tuvieron éxito. Posteriormente, se arrestó a un policía autonómico bajo sospecha de haber facilitado su propio vehículo para la fuga del expresidente catalán.
La situación ha sido descrita por el Partido Popular como una humillación insoportable y un espectáculo bochornoso que daña la imagen de España. La alfombra roja que hemos visto hoy para Puigdemont, lleva las siglas del Partido Socialista, afirmó la secretaria general del PP, Cuca Gamarra.
Puigdemont llevaba días anunciando su regreso a Cataluña, pero a pesar de que la ley de amnistía fue aprobada por el Parlamento español y ya se le retiraron los cargos por terrorismo en el caso Tsunami, a él le amenaza una orden de busca y captura por un delito de malversación de fondos durante la organización del referéndum de 2017.
Finalmente, Illa fue investido como nuevo presidente catalán con los votos del PSC, ERC y los Comúns. La situación en torno a Puigdemont gravitó durante el debate de investidura, pero Illa no aludió a su persona directamente. Durante su intervención, el político socialista reclamó una aplicación ágil, rápida y sin subterfugios de la ley de amnistía para lograr la normalización plena de Cataluña.
La clave de la normalización política en Cataluña reside en anular el choque de posiciones entre los independentistas irredentos y los centralistas de visión monolítica de España que buscan imponerse en todo el Estado. La España real es más plural, subraya Jaime Ferri, profesor de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid.